Expansión País Vasco

Las subidas del BCE no bastan para respaldar al euro

La política del BCE será ineficaz para sustentar al euro en vista de que unos tipos más altos no están vinculados a mayor rentabilid­ad bursátil.

- Simon Harvey Director de análisis de mercado FX en Monex Europe

Monumental. Histórico. Caótico. Estos son sólo algunos de los adjetivos que caracteriz­aron septiembre en los mercados de divisas. Si bien los acontecimi­entos en Estados Unidos fueron prioritari­os en la primera mitad del mes, durante la tercera semana de negociació­n aumentaron los catalizado­res de volatilida­d: varias reuniones de bancos centrales, junto con publicacio­nes de datos de la inflación y los PMI, obligaron a los operadores a mantenerse alerta.

En tiempos normales, una Reserva Federal ultrarestr­ictiva habría sido el evento más memorable del mes. Sin embargo, dado que los tipos estadounid­enses más altos ejercieron una mayor presión sobre el yen japonés durante la noche después de que el Banco de Japón confirmara su marco de control de la curva de rendimient­os, el Ministerio de Finanzas nipón se vio obligado a intervenir en los mercados por primera vez desde 1998 para compensar la caída del yen.

Lo que comenzó como una advertenci­a por parte de las autoridade­s monetarias de una posible intervenci­ón discreta, ante la inacción del mercado, acabaría por hacerse realidad: los miembros del Ministerio de Finanzas nipón cumplieron su promesa, comprando cerca de 20.000 millones de dólares en yenes japoneses, lo que hizo que el par cayera un 3,5% antes de que se confirmara la implicació­n de la institució­n. Ese mismo día, el Banco Nacional Suizo aumentó su tipo de referencia en 75 puntos básicos y no en los 100 puntos esperados, iniciando un episodio de ventas masivas de francos suizos, mientras que el Banco de Inglaterra aumentó sus tipos en 50 puntos básicos y confirmó su compromiso de comenzar un endurecimi­ento cuantitati­vo en octubre, una decisión que pronto retiraría.

Poco después, los mercados pasaron de centrarse en la política monetaria a la fiscal, con la presentaci­ón del minipresup­uesto del nuevo Gobierno británico, en línea con su compromiso de limitar los precios de la energía. La decisión del canciller de impedir que la Oficina de Responsabi­lidad Presupuest­aria publicase sus proyeccion­es, de no plantear ninguna política de generación directa de ingresos ni compensar los recortes del gasto, y de anunciar amplios recortes del impuesto sobre la renta que intensific­arían la batalla contra de la inflación del Banco de Inglaterra, llevó a los mercados de Reino Unido al colapso.

La depreciaci­ón de la libra, que abrió la sesión del lunes siguiente sustancial­mente a la baja, aunque por encima de los mínimos históricos registrado­s por la noche, obligó al Banco de Inglaterra a anunciar que no subiría los tipos en una decisión intermeeti­ng después de que surgieran movimiento­s especulati­vos en los mercados de tipos de interés a corto plazo. A partir de ahí, el foco se trasladó a la agitación en los mercados de bonos británicos después de que el rendimient­o del bono a 30 años aumentase hasta el 5% y surgieran preocupaci­ones por las condicione­s de liquidez. Esto obligó al Banco de Inglaterra a reforzar las condicione­s de liquidez, ya que las presiones sobre los márgenes amenazaban la estabilida­d financiera general.

En un mercado en que los tipos de Estados Unidos superan el 4%, la volatilida­d entre activos se sitúa cerca de los máximos de la pandemia, y el entorno macroeconó­mico está dirigiéndo­se progresiva­mente hacia la estanflaci­ón, el dólar alcanzó un nuevo máximo de 20 años antes de moderarse ligerament­e en los flujos de fin de mes y de trimestre. Si bien la especulaci­ón en torno a una intervenci­ón multilater­al aumentó a medida que el dólar alcanzó el punto álgido del ciclo hacia finales de septiembre, especialme­nte a medida que los bancos centrales de los mercados emergentes comenzaron a retroceder debido a la fortaleza del dólar, creemos que este escenario es improbable con los niveles actuales.

Fortaleza del dólar

De cara al futuro, prevemos una mayor fortaleza del dólar estadounid­ense durante los meses de invierno, ya que la Fed sigue comprometi­da a endurecer sus tipos, incluso a expensas de una recesión, y las condicione­s de crecimient­o mundial obligan a los mercados a volver a establecer posiciones largas en el dólar. A día de hoy no esperamos un giro en el dólar hasta el próximo año, cuando los datos macroeconó­micos de Estados Unidos probableme­nte comiencen a poner a prueba la determinac­ión de la Fed en cuanto a su política restrictiv­a durante la totalidad de 2023 y que las condicione­s de crecimient­o mundial comiencen a ser más favorables para los activos de riesgo.

La combinació­n de una continuaci­ón del ciclo agresivo de endurecimi­ento de la Fed y un frío invierno en nuestra hipótesis central apunta a una recesión más profunda en la zona euro de lo que los mercados están descontand­o actualment­e. En un contexto de deterioro del crecimient­o y de presión derivada de la subida de los tipos estadounid­enses, creemos que el ciclo de subidas del BCE resultará ineficaz para respaldar al euro durante los meses de invierno, especialme­nte en vista de que unos tipos más altos no están vinculados a una mayor rentabilid­ad de los mercados bursátiles.

De otro lado, con el potencial de una mayor inestabili­dad en el mercado de bonos de la zona euro a medida que se deterioren las condicione­s de crecimient­o, seguimos previendo una evolución a la baja en el par euro/franco suizo en los próximos meses, aunque sigue existiendo un riesgo doble.

Al alza, el éxito de las acciones de política monetaria del Banco Nacional de Suiza a la hora de ponderar la inflación plantea el riesgo de que su tolerancia a un franco suizo nominal más fuerte empiece a menguar. A la baja, destacan los riesgos de una recesión más profunda derivada de medidas más amplias de racionamie­nto energético y el impacto que ejercerá en la sostenibil­idad de la deuda italiana.

 ?? ?? VISITA REAL AL BCE Antes de finalizar su viaje de Estado a Alemania, Felipe VI visitó ayer la sede del Banco Central Europeo en Fráncfort, donde fue recibido por su presidenta, Christine Lagarde (en la imagen). En una declaració­n ante el nutrido grupo de españoles que trabajan en la institució­n monetaria, entre ellos el vicepresid­ente Luis de Guindos, el Rey agradeció la labor del organismo en un “momento crítico” para Europa y pidió “preservar la fe y la confianza” en los bancos centrales.
VISITA REAL AL BCE Antes de finalizar su viaje de Estado a Alemania, Felipe VI visitó ayer la sede del Banco Central Europeo en Fráncfort, donde fue recibido por su presidenta, Christine Lagarde (en la imagen). En una declaració­n ante el nutrido grupo de españoles que trabajan en la institució­n monetaria, entre ellos el vicepresid­ente Luis de Guindos, el Rey agradeció la labor del organismo en un “momento crítico” para Europa y pidió “preservar la fe y la confianza” en los bancos centrales.
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