La incertidumbre de los inversores sobre los tipos, en niveles de 2008
Nunca es suficiente. Los inversores europeos llevan todo el año ajustando sus expectativas sobre los tipos de interés, pero, hasta la fecha, siempre han sido sorprendidos por una agresividad todavía mayor del Banco Central Europeo (BCE) y por la persistencia de las desatadas cifras de inflación. La cita de este jueves, en la que se espera que el BCE eleve de nuevo los tipos en 0,75 puntos, hasta el 2%, y reduzca los pagos por la liquidez de la banca, dará nuevas pistas.
Aun así, después de tantas revisiones y movimientos, la incertidumbre es total y los inversores ya no saben a qué atenerse. Tanto es así, que la volatilidad sobre los tipos de interés, medida a través de derivados sobre el índice ester –sustituto del antiguo eonia– está en niveles máximos desconocidos desde 2008, cuando los bancos centrales comenzaron a reaccionar a lo que sería la crisis financiera global. En estos momentos, los indicadores muestran que los mercados no saben exactamente cuándo echarán el freno los bancos centrales. El año comenzó con el consenso apuntando, como mucho, a una subida de tipos de interés de 25 puntos básicos. Sin embargo, el estallido de la inflación ha llevado a que den por hecho que el precio del dinero escalará hasta situarse en el 2,5% al cierre del ejercicio.
Este no sólo es el primer ciclo de subidas de tipos que se lleva a cabo desde 2011, sino también el que se está realizando al mayor ritmo de su historia. Además, la negativa del BCE a proporcionar una guía de mercado respecto a cuál es su meta a medio plazo respecto al precio del dinero dispara las especulaciones.
Las implicaciones de no contar con una estimación consistente sobre los tipos futuros son notables, pues el precio del dinero se utiliza como tasa de descuento para calcular la idoneidad de las inversiones y la rentabilidad que se les debería exigir. Por ese motivo, el resto de mercados, tanto la Bolsa como la deuda, viven instalados también en un episodio de elevada volatilidad en la que, hasta la fecha, han primado fundamentalmente las ventas.
Los principales índices europeos se dejan más de un 15% en lo que va de año, unas caídas que han ido de menos a más y que aceleran conforme también lo hace la inflación y el banco central. Lo mismo ocurre con los bonos, que pierden más de un 20% en el ejercicio.
Pero al igual que la incertidumbre sobre la situación de los tipos ha pesado para mal, también puede producirse el efecto contrario, algo que ya se pudo intuir en julio. En el momento en el que el consenso del mercado considera que los bancos centrales pueden haber ido demasiado lejos y que su endurecimiento monetario no será tan radical, se produce un rebote fulgurante que también tiene pocos precedentes. “Si se tiene una visión a medio plazo conviene empezar a invertir ya”, señalan desde Amundi. Los inversores, sin embargo, prefieren no correr riesgos todavía y fuentes financieras confirman un aumento de la demanda de bonos flotantes, uno de los pocos activos que se adaptan a las decisiones de los bancos centrales.
Los inversores tratan de blindarse con una mayor demanda de bonos con cupón flotante
La volatilidad ha ahondado en las caídas, pero también puede dar lugar a rápidos rebotes