Sunak, quinto ‘premier’ británico en seis años y tercero en tres meses
Había muchos titulares posibles sobre el ascenso de Rishi Sunak al liderazgo del Partido Conservador y al cargo de primer ministro británico. Se podía destacar su origen indio, sus 42 años, su apoyo al Brexit, su dimisión que precipitó la caída de Boris Johnson o que es el quinto premier británico en seis años y el tercero en tres meses. Todos ellos reflejan los profundos cambios que se están produciendo en la política de Reino Unido, sumida en un terrible caos desde que en 2015, tras ganar sus segundas elecciones, David Cameron anunciara un referéndum para abandonar la Unión Europea. El 24 de junio de 2016, tras conocerse el sí al Brexit, Cameron anunció su dimisión y se desencadenó una crisis que parece no tener fin.
Ayer, tras recibir el apoyo mayoritario de los parlamentarios tories, Sunak inició el proceso para convertirse en primer ministro, que será confirmado hoy mismo por el rey Carlos III. En cuestión de semanas el nuevo monarca tendrá que recibir a dos jefes de gobierno, tras el fracaso y la dimisión de Liz Truss, que con solo 45 días ha batido un nuevo récord en UK: el mandato más corto de la historia.
En sus primeras declaraciones públicas, el nuevo mandatario británico reconoció ayer la crisis que atraviesa su país. “El Reino Unido es un gran país, pero no hay duda de que nos enfrentamos a un desafío económico profundo”, dijo. “Necesitamos estabilidad y unidad; y haré que mi prioridad absoluta sea reunificar a nuestro partido y al país. Me comprometo a servir en el cargo con integridad y humildad”. Buenas palabras para alguien que ante sí tiene el reto de cerrar cuanto antes el caos que se ha apoderado de la nación desde hace demasiado tiempo.
¿Quién es Rishi Sunak? Toda la prensa británica destacaba en sus ediciones digitales de ayer que aunque naciera en Southampton, al sur de Inglaterra, hace 42 años, es hijo de inmigrantes originarios de la región india de Punjab y que su esposa, Akshata Murta, es hija de una de la mayores fortunas de Reino Unido, con un patrimonio superior a los 800 millones de euros. Sunak estudio en Oxford y obtuvo un MBA en la prestigiosa Stanford University. Trabajó en la firma norteamericana Goldman Sachs, hasta que en 2015 decidió dar el salto a la política, como diputado tory. Formó parte del Gobierno de Boris Johnson, como ministro de Economía y fue ferviente defensor de la salida de la UE.
Pero eso ya es el pasado. El nuevo primer ministro británico se enfrenta a un presente y un futuro tremendamente complicado, en parte por la gestión de sus predecesores en el cargo. Y no tiene mucho tiempo para enderezar la situación; los inversores observan con escepticismo y preocupación la deriva de la economía británica. Los bandazos de Truss en materia fiscal y presupuestaria llevaron al límite a la libra esterlina y la credibilidad del Gobierno no puede estar más baja.
Se da la circunstancia de que Sunak ha llegado al cargo sin explicar su programa de gobierno. Como ha obtenido el apoyo mayoritario de los parlamentarios conservadores, no ha tenido que someterse al voto de los militantes en las primarias, como tuvo que hacer hace menos en dos meses en su pugna con Truss. La situación ha empeorado de forma notable en apenas 45 días y el nuevo líder británico tendrá que ponerse manos a la obra en poco tiempo.
En el terreno económico, su primera decisión es si mantendrá en el cargo al ministro de Economía, Jeremy Hunt, que ayer le mostró públicamente su apoyo. Luego tendrá que aclarar si subirá o bajará los impuestos a particulares y empresas, y si incrementará o reducirá el gasto de unas cuentas públicas extenuadas por la pandemia, la crisis, la guerra en Ucrania y la inflación. La subida de las pensiones y las prestaciones sociales estarán también en la agenda de los primeros días.
Pero la crisis no es solo económica; es sobre todo política. Tanto en el país, como en su propio partido. Rishi Sunak, que ayer celebraba el diwali (la festividad hindú más importante, que conmemora el triunfo del bien sobre el mal y la capacidad del ser humano de sobreponerse a las dificultades), tendrá que definirse sobre las negociaciones en curso con la Unión Europea como consecuencia del Brexit y, sobre todo, sobre el Protocolo de Irlanda del Norte. En Bruselas y en Belfast se espera un gesto al respecto. Ni Theresa May, ni Boris Johnson ni Liz Truss (aunque no haya tenido tiempo), han sabido solventar los durísimos efectos de la salida de la UE sobre los territorios británicos.
Dentro de su partido, Sunak tiene un doble reto. En primer lugar, lavar su imagen de traidor, ya que un sector tory sigue pensando que su dimisión provocó la caída de Johnson, cuyo fantasma sigue presente en Londres y que ha intentado volver a presentarse a liderar el partido. Pero, sobre todo, intentar recuperar la unidad del grupo conservador, dividido como nunca y en caída libre en las encuestas. Una división entre facciones, pero también entre los parlamentarios y sus bases, mucho más radicalizadas.
Y todo ello bajo la amenaza cierta de unas elecciones anticipadas. La oposición laborista insiste desde la caída de Johnson en que la única vía para salir de la crisis es convocar elecciones; pero ahora, con más de 30 puntos de ventaja en las encuestas, iniciarán una campaña de acoso y derribo al nuevo primer ministro para llamar a las urnas. Nos esperan unos meses muy interesantes.
El primer ministro se enfrenta a un presente y un futuro tremendamente complicado
Y no tiene mucho tiempo para enderezar la situación: los inversores observan