La AIE ve riesgo en el abastecimiento de gas en Europa para el próximo año
PESE A QUE LOS INVENTARIOS DE GAS ESTÁN AL 95% DE SU CAPACIDAD/ La Agencia Internacional de la Energía alerta de los problemas del gas con el cierre del suministro ruso y la recuperación de la demanda china.
Europa está viviendo un breve idilio en el mercado del gas ya que cuenta con unos inventarios casi repletos a pesar del corte del suministro ruso, pero la situación se podría empezar a torcer cuando comience el frío y dar al traste a lo largo de 2023, cuando pueden estallar los problemas de abastecimiento. De hecho, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) alertó ayer de que Europa corre el riesgo de no conseguir suficiente gas el próximo año si Rusia cierra más los grifos y la recuperación económica de China incrementa su demanda de gas, desplazando hacia el gigante asiático buena parte de los flujos de gas natural licuado provenientes del golfo Pérsico y América.
Así, en caso de que Moscú suspendiera totalmente los envíos de gas a los países europeos y los volúmenes de importaciones de gas natural licuado por parte de China volvieran a los niveles de 2021, Europa podría encontrarse con un déficit de abastecimiento de 30.000 millones de metros cúbicos que le impediría rellenar sus inventarios de cara al próximo invierno. De esta forma, ambos factores combinados supondrían que los almacenes de gas europeos cayeran a lo largo del próximo año del 95% actual, en máximos históricos, al 65% en noviembre del próximo año. Y eso supone un gran riesgo de que haya problemas de suministro en el próximo invierno de 2023/2024.
Alivio pasajero
El director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, señaló que por el momento Europa se ha beneficiado de un otoño cálido, a lo que hay que sumar el esfuerzo hecho en verano para rellenar los inventarios aunque fuera a precios muy elevados, lo que ha provocado que muchos buques metaneros no tengan espacio para descargar su producto, lo que ha llevado la cotización del gas a niveles un 60% por debajo de las cifras de agosto, antes de que Rusia cortara el suministro a Europa. Y el problema es que esto podría derivar en una cierta “complacencia” en el desafío que supone la seguridad de suministro de cara al futuro cuando en realidad “no estamos de ninguna manera fuera de peligro todavía”, señaló Birol.
A su juicio, el reto para conseguir el gas necesario será “aún mayor el próximo invierno” y por eso los gobiernos deben tomar “medidas inmediatas para acelerar la mejora de la eficiencia energética y el despliegue de energías renovables y de bombas de calor, así como otras medidas para reducir estructuralmente la demanda de gas”. En este sentido, Birol recordó que la AIE tiene previsto presentar “en su momento” un plan para garantizar el equilibrio gasístico de Europa de cara al invierno 2023/2024.
El gran problema de cara al próximo invierno es que Rusia ya ha cortado el suministro de gas a Europa, frente a la disminución del suministro observada el año pasado, lo que provocará que el gas se drene más rápidamente durante el invierno, mientras que la posible recuperación de la demanda de China dificultará el abastecimiento a partir de la primavera, debido al desvío del gas natural licuado de Catar, Estados Unidos, Canadá y otros países de América hacia el gigante asiático. A eso hay que sumar el riesgo de que este invierno y el próximo no sean tan suaves como está siendo este otoño.
Una cifra que pone de manifiesto este desequilibrio es que solo este año, con el grifo medio abierto, Europa ha recibido de Rusia 80.000 millones de metros cúbicos menos que en 2021, y para el próximo año podría perder otros 65.000 millones de metros cúbicos, al tiempo que la demanda china se eleva en 17.000 millones de metros cúbicos según las previsiones de la Agencia, mientras que para este año el suministro mundial únicamente se incrementará en 20.000 millones de metros cúbicos. Todo ello provocará una enorme tensión en el mercado.
“No estamos fuera de peligro, el reto será aún mayor el próximo invierno”, advierte la Agencia