Expansión País Vasco

Entorno desafiante para el inmobiliar­io

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El sector inmobiliar­io, que se ha constituid­o como un bastión para los inversores en los últimos años e, incluso, ha logrado salir reforzado de la pandemia, se enfrenta ahora a una nueva prueba de fuego. La fuerte subida de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) y de la Reserva Federal (Fed), junto con una más que previsible recesión, amenaza con deteriorar la valoración de las Socimis. Estas sociedades, con una tributació­n fiscal especial y foco en arrendamie­nto, se han consolidad­o como uno de los grandes inversores del país y han permitido dinamizar el mercado. Con todo, las cuatro Socimis cotizadas en el Mercado Continuo –Merlin, Colonial, Lar España y Árima– y las casi ochenta que lo hacen en el BME Growth suman en conjunto unos 50.000 millones de euros en valor bruto de activos. Pese a que, en términos generales las ocupacione­s han resistido la embestida del Covid y, hasta ahora, estas compañías han logrado repercutir la inflación en las rentas a sus inquilinos, el mercado empieza ya a descontar un ajuste en el precio de los activos. Es por eso que los expertos consideran que ya en los resultados anuales de 2022 estas compañías tendrán que enfrentars­e a una depreciaci­ón en el valor de sus activos. Una de las primeras señales de la ralentizac­ión es que los fondos han frenado el ritmo de inversión a la espera de descuentos. En este entorno, lejos de quedarse con los brazos cruzados, las grandes Socimis han sido muy diligentes en los últimos meses para afrontar un eventual cambio de ciclo. En concreto, empresas como Colonial, Merlin o Lar España han sido muy rigurosas en materia financiera, conteniend­o los niveles de apalancami­ento, buscando proteger sus balances con pasivos estructura­dos y resistente­s a la subida de los tipos y alargando vencimient­os. Cabe destacar, además, que el ajuste esperado en el valor de las carteras de las patrimonia­les diferirá según la categoría de los activos, su ubicación y la calidad de los inmuebles.

sabe a fecha de hoy si Europa será capaz de superar sin racionamie­ntos energético­s los próximos meses. De lo que no cabe duda es de que la tensión en los precios se mantendrá, previsible­mente con otra escalada. Enagás prevé un invierno no excesivame­nte duro desde el punto de vista climatológ­ico, aunque sí habrá algunas restriccio­nes que provocarán mayores necesidade­s de gas como, por ejemplo, menos producción eléctrica de las hidráulica­s, por ser un año seco. Si no hay contratiem­pos significat­ivos, como una ola inesperada de frío extremo, o la parada de alguna nuclear, España está en condicione­s de afrontar energética­mente el invierno. Otra cosa es a qué precio. Enagás calcula que habrá 35 días, muy acotados en el calendario de consumo máximo de gas (grado 1, en terminolog­ía técnica). España está haciendo los deberes y, como dijo el Gobierno el otro día, el plan de ahorro energético funciona. Pero que no se vanaglorie el Ejecutivo. El clima de este invierno –el más cálido de la historia– ayuda más.

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