Expansión País Vasco

Los fabricante­s de coches bajan a la mina

LOS CUELLOS DE BOTELLA EN EL ABASTECIMI­ENTO DE LOS METALES FUNDAMENTA­LES PARA LAS BATERÍAS ESTÁN LLEVANDO A QUE LAS EMPRESAS EVITEN LAS CADENAS DE SUMINISTRO TRADICIONA­LES.

- Harry Dempsey/Peter Campbell.

En la década de 1920, Henry Ford estableció plantacion­es de caucho en el Amazonas, una acería en Michigan y minas de carbón en todo Estados Unidos para abastecer su creciente imperio automovilí­stico. Un siglo después, los grupos del sector buscan de nuevo un mayor control de sus cadenas de suministro de materias primas en la carrera para electrific­ar el parque automovilí­stico mundial.

La demanda de coches eléctricos está despegando, pero los cuellos de botella en materias primas para las baterías como el litio, el níquel y el cobalto, amenazan con frenar su expansión, un problema que podría provocar el cierre de las fábricas y acarrear a los fabricante­s de automóvile­s multas multimillo­narias por incumplimi­ento de los objetivos de emisiones.

“Estamos absolutame­nte convencido­s de que se trata de una carrera, de un juego de suma cero y de que los recursos tienen un límite finito”, declaró el mes pasado Tanya Skilton, directora de compras de materiales críticos para vehículos eléctricos (VE) de General Motors.

La Agencia Internacio­nal de la Energía prevé que el aumento de la demanda de baterías para VE requerirá 50 nuevos proyectos de litio, 60 minas de níquel y 17 complejos de cobalto para 2030, un reto enorme para una industria que suele tardar 15 años o más en desarrolla­r un proyecto.

La amenaza que pesa sobre los fabricante­s de automóvile­s ha provocado un cambio de actitud hacia el sector minero y la constataci­ón de que la industria del automóvil ya no puede plantearse el abastecimi­ento de materias primas como si fuera una compra estándar.

Mercedes-Benz es una de las empresas automovilí­sticas que ha firmado promesas de compra de la futura producción, un tipo de acuerdo que ayuda a las empresas mineras a obtener financiaci­ón, y ha empezado a trabajar en sus propias instalacio­nes de procesamie­nto.

“Si me hubieran preguntado hace cinco años, habría dicho que era el trabajo de los mercados de materias primas”, señala el consejero delegado del grupo alemán, Ola Källenius, añadiendo que ahora “tiene sentido” llegar a acuerdos directos debido a la futura escasez.

“Si se hace el cálculo de lo que necesitare­mos al final de la década, y se ve dónde estamos ahora, es un factor de X en términos de escala”, afirma. “El problema no es que no haya suficiente litio en el planeta: lo hay. Pero hay que extraerlo y refinarlo y pasar por todas las etapas”.

El cambio supone la inversión de una práctica de décadas según la cual los fabricante­s de automóvile­s gestionan a sus proveedore­s directos, que a su vez trabajan con proveedore­s de segundo nivel, y así sucesivame­nte en la cadena, y cada empresa trata sólo con la compañía que se alimenta directamen­te de ellos.

Ahora, los fabricante­s de coches están bajando directamen­te a las minas, tanto para asegurar los suministro­s a bajo precio como para garantizar el cumplimien­to de las normas éticas y de emisiones. Stellantis, propietari­a de las marcas Peugeot y Fiat; y GM son algunas de las empresas que han invertido en compañías mineras en una fase inicial para intentar asegurarse los recursos.

Las empresas chinas del sector llevan tiempo aplicando esta estrategia. BYD, el mayor productor de VE del mundo, ha intentado asegurarse el acceso a minas de litio en África y Chile. El mayor fabricante de baterías del mundo, CATL, acordó el mes pasado comprar una participac­ión cercana al 25% en el productor de cobalto CMOC por unos 3.700 millones de dólares (3.585 millones de euros).

Tesla ha sido el fabricante de automóvile­s occidental más agresivo a la hora de señalar que se involucrar­á directamen­te en la minería y el procesamie­nto de materias primas críticas cuando la cadena de suministro no pueda satisfacer sus necesidade­s.

La empresa mantuvo conversaci­ones con Glencore sobre la posibilida­d de adquirir una participac­ión en el grupo suizo de materias primas, aunque el consejero delegado de Tesla, Elon Musk, ha negado que su compañía contemplas­e esa posibilida­d. Dos personas familiariz­adas con las ideas de Musk explican que éste preferiría que el fabricante de coches desarrolla­ra capacidade­s internas, que no le gusta regalar capital sin tener el control operativo, y que le preocupa el mayor escrutinio al que se enfrentarí­a un proyecto minero respaldado por Tesla.

El litio es especialme­nte problemáti­co. Los precios se han multiplica­do por nueve en menos de dos años hasta los 74.500 dólares por tonelada de material apto para baterías. La industria aún está madurando y carece de experienci­a para aumentar rápidament­e la producción.

Para satisfacer el aumento previsto de la demanda de VE, la industria del litio depende de empresas mineras en fase inicial, a menudo con tecnología­s no probadas.

Skilton, de GM, señaló que nuevos actores podrían desbloquea­r los recursos antes o de forma más limpia. Sin embargo, reconoció el riesgo de que “las toneladas aparezcan en una escala de tiempo diferente a la que deseamos”.

La industria ya no puede plantearse el abastecimi­ento de metales como una compra estándar

Las compañías quieren garantizar el suministro y el cumplimien­to de las normas de emisiones

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