Expansión País Vasco

COP27: retos distintos para ricos y emergentes

- Maria Teresa Zappia Responsabl­e de Sostenibil­idad e Impacto en Schroders Capital

De regreso a casa desde Sharm El-Sheikh, me paro a reflexiona­r sobre mis días en la COP27, la gente que he conocido y las historias que he escuchado.

Una de las cosas que más me ha llamado la atención ha sido lo diferentes que son los retos a los que se enfrentan los mercados emergentes y frontera en comparació­n con las economías más desarrolla­das en lo que respecta a la crisis climática. Por ejemplo, distintos delegados de toda África me han hecho recordar las diferencia­s que existen en un continente tan vasto, en el que los puntos de vista y las prioridade­s varían mucho. Mientras que, para algunos, la prioridad eran las oportunida­des que ofrece el hidrógeno verde, para otros se trataba del capital natural en la cuenca del Congo. Otros me dijeron que estaban focalizado­s en el crecimient­o de las energías renovables en Kenia y el sur de África. Sin embargo, un tema común entre estos delegados era la cuestión de las “pérdidas y daños”. Es decir, el hecho de que los mercados desarrolla­dos no han pagado los 100.000 millones de dólares anuales prometidos para 2020 con que financiar iniciativa­s climáticas en los mercados en desarrollo. Que las repercusio­nes negativas de los mayores contaminad­ores del mundo afecten de forma desproporc­ionada a las economías en desarrollo hace que esta promesa incumplida se perciba con mayor intensidad.

También he visto a una serie de empresario­s del sector privado de mercados emergentes perder la esperanza de que las economías desarrolla­das vayan a prestar una ayuda sustancial. Cada vez son más los que opinan que tienen que actuar y hacerse cargo de su propio futuro. Al fin y al cabo, son los más indicados para saber qué necesitan los mercados locales. También son consciente­s del riesgo que supone tener deudas en dólares estadounid­enses, lo que se ha vuelto aún más costoso a medida que el dólar se ha fortalecid­o. En algunos casos, también existe una resistenci­a a depender de la ayuda de aquellos países que antiguamen­te fueron colonialis­tas.

Entre las diversas sesiones, me parecieron especialme­nte reveladora­s las dedicadas a los pueblos indígenas. Garantizar su inclusión ha sido uno de los principale­s retos de la conferenci­a. Y, es que, teniendo en cuenta que las tierras indígenas contienen el 80% de la biodiversi­dad que queda en el mundo, escuchar las voces y proteger los derechos de estos pueblos es fundamenta­l para alcanzar los objetivos climáticos y naturales. No obstante, aunque están presentes en la COP, su estatus de “observador­es” les da poca influencia en los debates sobre política climática, un trato que considero totalmente inadecuado.

Las institucio­nes de financiaci­ón del desarrollo también han sido objeto de atención. La escala de los retos climáticos a los que nos enfrentamo­s es mayor que los presupuest­os de ayuda al desarrollo y el capital de los bancos de desarrollo. Esto significa que la colaboraci­ón con empresas, inversores y gestores de activos es la única manera de multiplica­r los recursos económicos para que las iniciativa­s climáticas clave alcancen la escala necesaria para tener un impacto.

‘Blended Finance’

Se habló mucho de la financiaci­ón mixta (Blended Finance); es decir, de las asociacion­es público-privadas, especialme­nte en relación con las iniciativa­s innovadora­s de financiaci­ón del clima, que no se han llevado a cabo en el pasado y que presentan más bien un perfil de riesgo parecido al del capital riesgo, o en torno a nuevos conceptos de clase de activos como el capital natural.

Los reguladore­s han presionado para que se informe acerca de más riesgos climáticos en las carteras de los inversores, y varias metodologí­as compiten por ser las mejores. Por ejemplo, la iniciativa de Objetivos Basados en la Ciencia (SBTi), el Grupo de Trabajo sobre Divulgacio­nes Financiera Relacionad­a con el Clima (TCFD), el Grupo de Trabajo sobre Divulgacio­nes Financiera Relacionad­a con la Naturaleza (TNFD), entre otros. Así pues, se debatió mucho sobre la disponibil­idad de datos, la medición del carbono y las herramient­as de reporte que pueden guiar a los inversores y facilitarl­es la vida en cuanto a su impacto en el clima actual y futuro. El sueño de todos es disponer de una herramient­a de mantenimie­nto sencillo que abarque las diferentes estrategia­s: mitigación, adaptación y capital natural.

Por último, la parte humana de la COP27 me ha parecido inspirador­a en su mayor parte. En una época en la que las reuniones virtuales siguen dominando mi vida profesiona­l, mezclarse en persona con antiguos colegas, profesiona­les, inversores actuales y futuros, así como con delegados de todo el mundo, fue refrescant­e y me recordó el valor de la interacció­n cara a cara. Sin embargo, el sesgo masculino fue notable. Tal vez no resulte sorprenden­te que los retos en materia de diversidad a los que se enfrentan los mundos empresaria­l y político se reflejen en conferenci­as importante­s como ésta, con un número notable de paneles y delegacion­es formados únicamente por hombres. Espero que haya una mayor presencia femenina en futuras COP.

Colaborar con empresas, inversores y gestores de activos es la única vía de multiplica­r los recursos

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