Londres no cambia el rumbo a un Brexit duro
El viraje imprimido por el primer ministro británico, Rishi Sunak, a la política fiscal de su antecesora, Liz Truss, no alcanzará sin embargo a la política comercial pese a las demandas de los empresarios del país. Así lo corroboró ayer el propio premier en el congreso de la patronal de Reino Unido, que le había urgido a negociar con las autoridades europeas un acuerdo similar al que mantiene con Suiza para alejarse del Brexit duro defendido en su momento por Boris Johnson. Pero Sunak, un auténtico convencido de las bondades económicas de la ruptura con la UE, descartó de plano cualquier alineamiento en materia comercial con los países del continente. Y ello a pesar de los evidentes problemas derivados de la salida del club comunitario el 31 de enero de 2020: desabastecimiento de productos básicos y sanitarios, aumento de la burocracia para las empresas, falta de trabajadores en algunos sectores por las nuevas normas de inmigración o la imposibilidad de ejecutar el acuerdo con Bruselas para impedir el restablecimiento de una frontera entre las dos Irlandas que a su vez no quiebre la unidad del mercado británico. Además, el gran impacto social y económico de la pandemia en Reino Unido generó un enorme aumento del déficit y la deuda pública que ahora el Gobierno de Sunak debe revertir a medio plazo. Lo hará mediante una fuerte subida de impuestos y un recorte amplio del gasto público en los próximos cinco años, que cargará buena parte del ajuste sobre las empresas, deteriorando aún más su competitividad, ya golpeada por el alza de los salarios derivada de la falta de mano de obra que también alimenta los temidos efectos de segunda ronda de la inflación, y un encarecimiento de la energía mayor al de muchos países europeos. Pese a la recaída de su economía en recesión, el primer ministro británico insistió ante los empresarios en las oportunidades de futuro para un Reino Unido independiente que no dependa de normativas comunitarias ni pactos sectoriales con la UE. Pero los grandes acuerdos de libre comercio prometidos por los promotores del Brexit no se están logrando –el firmado con Australia es muy limitado y las negociaciones con EEUU siguen estancadas–, y las empresas deben encarar mayores barreras regulatorias emanadas de Westminster. En un contexto de bifurcación global en grandes bloques económicos, mantener inalterado el rumbo a un Brexit duro condenaría a la economía británica a un continuo e inevitable declive.
Rishi Sunak rechaza un acuerdo comercial como el de Suiza con la UE como le habían pedido las empresas