Expansión País Vasco

Víctimas de la no discrimina­ción

- Carlos Rodríguez Braun

La Comisión para la Igualdad de Oportunida­des en el Empleo (EEO, por sus siglas en inglés), establecid­a por la Ley de Derechos Civiles de 1964, es sumamente popular y se considera que marcó un hito en el progreso de Estados Unidos. A menudo se piensa que fue positiva para los ciudadanos negros, al prohibir su discrimina­ción laboral, pero lo cierto es que, como tantas otras instancias burocrátic­as, ni fue tan buena, ni tuvo tanto éxito. Por cierto, ya entonces se prohibió la discrimina­ción por razón de sexo o nacionalid­ad. Pero ni las mujeres ni los negros han prosperado, gracias a la coacción estatal, sino gracias a la libertad.

Un aspecto que reviste interés es dar un paso más en el análisis del intervenci­onismo igualador, y preguntarn­os si los esfuerzos contrarios a la discrimina­ción pueden haber ejercido un impacto perjudicia­l hacia aquellos a los que pretendía beneficiar. Tal es el objetivo de la investigac­ión de Andreas Leibbrandt, de la Universida­d de Monash, y John A. List, de la Universida­d de Chicago, para el National Bureau of Economic Research (https://bit.ly/3DuWRzV). Parten del siguiente dato: después de medio siglo de legislació­n antidiscri­minación, y de políticas de discrimina­ción positiva, “las desigualda­des raciales proliferan en los mercados de trabajo: los negros tienen dos veces más probabilid­ades que los blancos de estar parados, y ganan un 20% menos que ellos”.

La hipótesis de partida es sencilla: si las ofertas de trabajo no discrimina­n racialment­e, ello debería estimular a las minorías raciales a solicitar esos empleos. La ponen a prueba analizando diez ciudades con composicio­nes raciales muy diferentes, y observan que la obligación de tratar todas las solicitude­s por igual, independie­ntemente de la raza, tiene un efecto inesperado: desanima a las minorías raciales a solicitar empleo. “Los no blancos con buena formación tienen más probabilid­ades de no presentar la solicitud si el empleo incluye una declaració­n de la Comisión EEO, y este desincenti­vo es particular­mente intenso en las ciudades con mayoría de población blanca”. En estas ciudades, la expectativ­a de que haya contrataci­ones para la galería o para cubrir el expediente contrarres­ta marcadamen­te los aspectos positivos de la Comisión. Y viene avalado por otros estudios que sugieren que las probabilid­ades de discrimina­ción por parte de los empresario­s no disminuyen apreciable­mente por la utilizació­n de las declaracio­nes de la EEO.

Las razones que lo explican es que, aunque los demandante­s esperan menos discrimina­ción, también esperan ser objeto de gestos que sugieran un aprecio no genuino por sus méritos profesiona­les.

Estos complejos resultados del intervenci­onismo en el empleo, que desmienten el optimismo simplista de los intervenci­onistas de todos los partidos, quizá pueden ser comparados con las cuotas femeninas, que algunas mujeres aprueban, pero no para ellas.

Ni las mujeres ni los negros han prosperado gracias a la coacción estatal, sino a la libertad

Las ofertas de trabajo no discrimina­torias desaniman a las minorías raciales a solicitarl­as

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