Russell vuelve a confiar en las carteras 60/40 para 2023
CUATRO FOCOS CLAVE PARA EL AÑO QUE VIENE / La firma de inversión encuentra grandes oportunidades en renta fija y coloca al euro y el yen por delante del dólar.
Russell Investments se suma a la creencia generalizada entre las entidades de inversión de que la renta fija será el activo estrella el año que viene, tras cerrar 2022 como el peor ejercicio de su historia. Pese a ello, la firma estadounidense considera que la renta variable debe tener un peso importante. “Es probable que 2023 sea el año de la cartera equilibrada tradicional de 60% de renta variable y 40% de renta fija”, asegura Andrew Pease, jefe global de estrategia de Russell, pese a que 2022 ha sido el peor año en un siglo para esta fórmula de inversión tradicional.
El equipo de Pease ha fijado cuatro ideas clave para configurar la cartera. Apuestan por los bonos estadounidenses, británicos, alemanes y japoneses, que ofrecen “un buen valor”. Fijan una rentabilidad media del 3,3% para el bono estadounidense a 10 años.
Debilidad del dólar
La firma considera, como segunda idea, que la renta variable de los mercados desarrollados fuera de Estados Unidos está barata, pero se posicionan neutrales hasta que la Reserva Federal “se vuelva menos agresiva y el dólar estadounidense se debilite”. Este momento llegaría en la segunda parte del año y sería “el detonante para que la renta variable de los mercados desarrollados no estadounidenses superara por fin a Wall Street”, comenta Pease.
El resto de parqués se beneficiarían de su “naturaleza más cíclica y su ventaja de valoración relativa frente a la renta variable estadounidense”. Son neutrales también con los mercados emergentes mientras no se produzca un “estímulo significativo” por parte de China, la Fed reduzca el ritmo de endurecimiento, los precios de la energía bajen y el dólar estadounidense se deprecie. Con todo, matizan que la renta variable puede “pasar apuros” en momentos de volatilidad.
Los expertos de Russell colocan a las menores subidas de tipos de la Reserva Federal y a la caída de la inflación como el tercer elemento clave para 2023, pues provocará un debilitamiento del dólar frente a sus principales pares. “El euro y el yen japonés serían los principales beneficiarios”, aseguran.
La cuarta pata en 2023 pasaría por fondos de inversión inmobiliarios que presentan “una valoración atractiva en relación con la renta variable mundial y las infraestructuras cotizadas”, una vez que los rendimientos de los bonos giren a la baja. Desde Russell esperan una recesión “relativamente suave” y más allá de la inflación no ven “ningún desequilibrio económico muy evidente”.