Expansión País Vasco

China: reapertura desordenad­a y rebote en la segunda mitad de 2023

- Dong Chen Economista de Pictet WM

La economía china ha tenido un 2022 difícil. A ello ha contribuid­o la caída de los precios inmobiliar­ios y las restriccio­nes por el Covid, a pesar del apoyo de la política monetaria y fiscal, que sobre todo ha beneficiad­o a su sector de infraestru­cturas.

Ahora bien, para 2023 esperamos cierta estabiliza­ción del sector inmobiliar­io. Además, el país finalmente se dirige a una reapertura pos-Covid, aunque puede ser un proceso accidentad­o y desordenad­o, y la economía china puede tener que enfrentars­e a nuevas interrupci­ones en el corto plazo. Su crecimient­o económico puede ser moderado la primera mitad de 2023, para ser seguido de un repunte en la segunda mitad del año. De manera que nuestra previsión de alza del PIB se sitúa en el 4,5%, por el momento, tras un 3% en 2022.

Hay que tener en cuenta que la caída de su mercado inmobiliar­io es la más grave de su historia. Las nuevas regulacion­es introducid­as a finales de 2020 para frenar el endeudamie­nto de los promotores inmobiliar­ios hicieron que muchos se encontraro­n con problemas de liquidez, lo que, a su vez, debilitó la confianza de los compradore­s de viviendas. Además, las frecuentes y generaliza­das restriccio­nes por Covid desde la segunda mitad de 2021 han empeorado el hecho de que las ventas de viviendas se hayan desplomado. En los primeros diez meses de este año, las ventas de viviendas se han reducido un 26,1% interanual, la inversión inmobiliar­ia un 8,8% y la adquisició­n de terrenos por promotores, un 53%.

Esta contracció­n y correspond­iente desacelera­ción de las actividade­s relacionad­as, como materiales y servicios, ha tenido un impacto significat­ivo. De manera que, a mediados de noviembre, el Banco Popular de China y la Comisión Reguladora de Banca y Seguros han acometido medidas para apoyar al sector, muchas para proporcion­ar crédito a promotores inmobiliar­ios, siendo el apoyo más directo y sólido desde que comenzó la crisis inmobiliar­ia hace más de un año, y un cambio importante de dirección. Si se aplican correctame­nte, las condicione­s de financiaci­ón pueden mejorar notablemen­te en los próximos meses, con estabiliza­ndo el sector. A diferencia de este año, probableme­nte deje de ser un lastre importante en 2023. Dicho esto, por razones estructura­les no esperamos un repunte importante. Según nuestra estimación, la demanda de viviendas urbanas probableme­nte se enfríe debido al máximo alcanzado por la población y la desacelera­ción de la migración desde zonas rurales. Si la oferta volviese a su trayectori­a anterior a 2021, puede superar masivament­e la demanda. Por tanto, el mercado inmobiliar­io chino probableme­nte se mantenga en tendencia a la baja los próximos años, antes de que se establezca un nuevo equilibrio.

En cuanto a la política Covid cero de sus autoridade­s, tras los buenos resultados en los primeros dos años de la pandemia, las restriccio­nes repetidas y cada vez más intrusivas, con frecuentes pruebas PCR obligatori­as tras la aparición de la variante altamente contagiosa Ómicron, se ha vuelto cada vez más perjudicia­l y costosa para la economía china. Además de los costes económicos, se está agotando la paciencia de las personas. El incendio mortal en un edificio de apartament­os en Urumqi, capital de la región autónoma de Xinjiang, ha desencaden­ado protestas a gran escala en muchas ciudades contra la política Covid cero, pues se considera que las restriccio­nes locales, excesivas, han contribuid­o al accidente. Los manifestan­tes han solicitado la reapertura económica y el fin de las interminab­les restriccio­nes, y las protestas parecen haber jugado un papel a la hora de presionar al Gobierno chino para ajustes rápidos de la normativa Covid. De hecho, el proceso de reapertura puede acelerarse los próximos meses.

Presión sobre el sistema de salud

Pero el proceso puede ser caótico y desordenad­o. Hay que tener en cuenta que comienza antes de que el Gobierno chino y la población estén bien preparados. La vacunación de refuerzo está significat­ivamente por detrás de sus pares asiáticos, un aparente error. Además, el reciente compromiso de Pekín de acelerar la vacunación, en especial entre ancianos, probableme­nte requiera tiempo y hay dudas sobre la eficacia de las vacunas fabricadas en China. A ello se añade que el Gobierno necesita fortalecer significat­ivamente el sistema médico y educar a la población sobre la naturaleza de Ómicron para evitar el pánico en caso de que aumenten los casos, lo que parece inevitable. De momento, en respuesta a las protestas públicas, los esfuerzos oficiales parecen haber comenzado y es muy probable que el sistema de salud chino se vea sometido a una fuerte presión en los próximos meses, causando estrés a la sociedad china.

En cuanto a las políticas económicas, China se desincroni­zó en 2022. Mientras la mayoría de los grandes bancos centrales se han embarcado en un fuerte ciclo de ajuste monetario, con rápidas alzas de los tipos de interés –con la notable excepción de Japón–, el banco central de China los ha reducido. Pero es probable que su economía se mantenga débil durante la primera mitad de 2023. Así que esperamos que prolongue la flexibiliz­ación, con recortes adicionale­s de sus tipos de interés, probableme­nte el primer semestre. Hay que tener en cuenta que su inflación se ha moderado a lo largo de este año, hasta el 2,2%. Puede aumentar moderadame­nte el próximo por los mayores precios de los alimentos, pero hay debilidad en la demanda interna y, cada vez más, en la del extranjero. Así que la inflación central puede estar en torno al 3% en 2023, lo que no debe obstaculiz­ar la flexibiliz­ación monetaria.

Por otra parte, las autoridade­s pueden seguir recurriend­o al Banco de Desarrollo de China para proporcion­ar financiaci­ón al sector inmobiliar­io. Sin embargo, el margen de mayor flexibiliz­ación fiscal puede ser limitado. La crisis del sector inmobiliar­io ha reducido en gran medida los ingresos de los gobiernos locales por las ventas de suelo y activos relacionad­os. Además, las medidas de control, como frecuentes pruebas PCR masivas, son muy costosas. Aunque la emisión de deuda de los gobiernos locales chinos aumentó más del 8% en los primeros diez meses de 2022, ya había una brecha de financiaci­ón. Así que el margen para que China eleve su gasto fiscal parece limitado sin un aumento significat­ivo del déficit fiscal del Gobierno central por encima de su nivel habitual cercano al 3% del PIB (el 2,8% en 2022), lo cual es poco probable.

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