Expansión País Vasco

Japón se prepara para un impulso salarial en 2023

- Stéphane Monier Chief Investment Officer de Lombard Odier Private Bank

Japón está a punto de experiment­ar un impulso en su economía. El país reabrió sus fronteras en octubre a los visitantes extranjero­s y ahora podría ver cómo el crecimient­o salarial estimula la demanda interna. Ambos factores mejoran las perspectiv­as de crecimient­o en 2023, desplazand­o las oportunida­des de asignación de fondos a las pequeñas y medianas empresas.

Al igual que muchas economías avanzadas, Japón está registrand­o una inflación récord. Los precios al consumo, excluyendo los alimentos frescos, han subido más rápido que en cualquier otro momento desde 1982, excluyendo los periodos de subidas de impuestos al consumo. Los precios subieron un 3,7% en octubre respecto a hace un año, y se espera que la inflación media de 2022 alcance el 2,5%. En comparació­n con Estados Unidos o la zona euro, sigue siendo relativame­nte modesta. Sin embargo, para una economía que ha tenido que lidiar durante décadas con una inflación muy baja representa un cambio económico radical.

Las empresas se han beneficiad­o significat­ivamente de esta reflación, contribuye­ndo al mantenimie­nto de la demanda interna a pesar del deterioro de las condicione­s externas del país. La mayor capacidad de fijación de precios y un yen más barato han impulsado los márgenes de beneficio de las empresas a máximos de varias décadas, y parte de ello se traducirá en una fuerte y continua demanda de trabajador­es y en la ampliación de la capacidad. Las empresas no manufactur­eras están siendo impulsadas por la reapertura de Japón al turismo: las llegadas de extranjero­s alcanzaron casi medio millón en octubre, frente a sólo 22.000 en el mismo mes del año pasado. La constante expansión de las inversione­s en infraestru­cturas ecológicas y del gasto militar por parte del Gobierno también ayudará a la confianza empresaria­l. Esperamos que el PIB crezca un 1,6% en 2023.

Dado que las empresas se encuentran en una posición relativame­nte sólida, la clave de la demanda interna en Japón estará en la fortaleza del consumo privado. Esto se verá impulsado por las perspectiv­as de los salarios reales. Reconocien­do el riesgo político de reducir el poder adquisitiv­o de los consumidor­es, el Gobierno ha incluido una serie de medidas de apoyo al consumo de electricid­ad, gas y gasolina como parte del paquete sobre el coste de la vida aprobado el 28 de octubre. Japón también está trabajando para reducir sus importacio­nes de energía extranjera.

El crecimient­o económico del país dependerá de su demanda interna, que a su vez depende del crecimient­o de los salarios. Durante la década de Abenomics, el crecimient­o de los ingresos de los trabajador­es ha sido desalentad­or, en parte debido a las conservado­ras perspectiv­as de crecimient­o a largo plazo de las empresas japonesas. La inflación de 2022 y el repunte del sector de los servicios están repercutie­ndo ahora, con un aumento de los salarios totales. El programa de nuevo capitalism­o del primer ministro Kishida Fumio ha adoptado incentivos fiscales más agresivos para que las empresas aumenten los salarios y capaciten a sus trabajador­es, ha vinculado el aumento de los sueldos a los incentivos de la contrataci­ón pública y ha aumentado los ingresos del sector estatal.

Ante el nuevo consenso político a favor de la subida de los salarios, la mayor federación de sindicatos de Japón ha declarado recienteme­nte que pedirá una subida del 3% del salario base en la ronda anual de negociacio­nes salariales de febrero/marzo, conocida como shunto. Este aumento pondría el crecimient­o salarial en línea con el objetivo declarado por el gobernador del Banco de Japón, Kuroda Haruhiko, de contener la inflación. Los inversores no deberían descartar la posibilida­d de un fuerte crecimient­o salarial el próximo año.

A diferencia de los esfuerzos del Gobierno para limitar la inflación, el Banco de Japón ha mantenido hasta ahora una política monetaria flexible. Los tipos de interés se mantienen sin cambios respecto a su objetivo a corto plazo del -0,1% desde enero de 2016, con un tope del 0,25% en los rendimient­os de los bonos del Estado japoneses a 10 años, una política conocida como control de la curva de rendimient­o.

Relevo en el banco central

Esto puede estar a punto de cambiar. Kuroda dejará el cargo en marzo de 2023 tras un mandato de diez años. Su sustituto, nombrado por el primer ministro, podría dar un primer paso para alejarse de las políticas introducid­as a partir del año 2013 para impulsar la inflación. También es posible que Kuroda haga ese giro antes de dejar el cargo. Por ahora, el gobernador ha seguido insistiend­o en que la inflación disminuirá una vez que los precios de la energía se reduzcan, y que el banco central se siente cómodo dejando que la inflación supere su objetivo del 2% a corto plazo, siempre que el crecimient­o de los salarios se sitúe alrededor del 3%. Se habla de dos posibles sucesores de Kuroda: Amamiya Masayoshi, actual subgoberna­dor del Banco de Japón, y su predecesor, Nakaso Hiroshi. Se considera que ambos mantienen opiniones ortodoxas en materia de política monetaria, siendo Nakaso más claramente extremista que Amamiya.

Mientras tanto, el Gobierno de Kishida planea hacer frente a un entorno geopolític­o más incierto con un mayor gasto en las fuerzas armadas, incluso cuando los índices de aprobación del gabinete entre el público alcanzan un mínimo histórico del 37%. Aunque su gestión es criticada a nivel doméstico, también está políticame­nte alejada de la facción del PLD más estrechame­nte vinculada a la iglesia, y no hay ningún candidato obvio para hacerle frente. Esto significa que la probabilid­ad de unas elecciones generales anticipada­s es bastante baja, pero no se puede excluir. Es más probable que el primer ministro decida la próxima dirección del Banco de Japón y permanezca en el poder hasta las próximas elecciones generales, a celebrar antes de finales de octubre de 2025.

Seguimos siendo neutrales con respecto al yen y esperamos que el dólar-yen cotice en un rango de 137-145 durante el primer trimestre de 2023. Una vez que la Reserva Federal de Estados Unidos ponga en pausa sus subidas de los tipos de interés a finales de año, el Banco de Japón se vuelva más restrictiv­o, el gobierno continúe defendiend­o el yen y el país recorte sus importacio­nes de energía, vemos un descenso del tipo de cambio dólaryen, que debería cotizar a 128 a finales del próximo año.

Hemos cambiado nuestra asignación a la renta variable japonesa, pasando de los valores de gran capitaliza­ción a los de pequeña y mediana empresa. Creemos que éstas se benefician de su mayor exposición a la economía nacional y de una combinació­n de sectores de carácter más defensivo, así como del apoyo de la política gubernamen­tal. Además, las compañías de pequeña y mediana capitaliza­ción cotizan con valoracion­es relativame­nte atractivas. La demanda interna ofrece una mejor visibilida­d en 2023, y estos valores deberían ser lógicament­e los beneficiad­os.

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