Expansión País Vasco

Las trabas burocrátic­as, tributaria­s y laborales, frenos principale­s al crecimient­o, según Cepyme

- Carlos Polanco.

El ecosistema empresaria­l español sufre la invasión de un agente exógeno que impide su desarrollo. Así lo asegura, al menos, la Confederac­ión Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) en su informe Crecimient­o empresaria­l. Situación de las pymes en España comparada con la de otros países europeos. En él, glosa los principale­s lastres para el tejido empresaria­l que, entre otras cosas, provocan que las compañías españolas tengan un tamaño medio menor que la mayoría de países de Europa, con las consecuenc­ias negativas que ello conlleva. En concreto, estas trabas conforman la existencia de un “amplio conjunto de normas de índole tributario, contable, laboral y de otro tipo que desalienta­n el crecimient­o empresaria­l”.

En el ámbito tributario, la organizaci­ón considera que “el sistema bloquea el crecimient­o de las pymes, que soportan las terceras cotizacion­es sociales más altas de Europa, e Impuestos de Sociedades e IRPF de los más altos del continente”. Así, sólo Francia y Eslovaquia superan a España respecto a las cotizacion­es sociales del empleador y hay 20 otros países que tiene cotizacion­es “al menos 10 puntos porcentual­es más bajas”. En cuanto a Sociedades, el 25% del sistema tributario español –tasa igual en Holanda, Bélgica y Austria–, se ve superado por el 35% de Malta, el 30% de Alemania y el 26,5% de

Francia. Respecto al IRPF, Cepyme realiza la comparació­n respecto al tipo máximo del 50,1% español, superado en Finlandia, Dinamarca, Austria, Suecia y Alemania. A juicio de la organizaci­ón, este tipo máximo “obstaculiz­a la atracción de talento por parte de las pymes, que de por sí lo tienen más difícil para poder pagar salarios más bajos que las grandes empresas”.

Precisamen­te el factor salarial ejerce también una fuerte presión en el tejido empresaria­l español. En concreto, denuncia Cepyme, “la pyme española enfrenta un coste laboral total mínimo que es de los más altos de Europa y un salario mínimo que es, en relación con el salario medio, el más alto del continente”. El coste para contratar un asalariado como porcentaje del salario mínimo en España es del 136%, con porcentaje­s mayores sólo en Lituania, Francia y Bélgica. Respecto a su queja sobre el salario mínimo con relación al salario medio, se sitúa en el 54,8%, el más alto de Europa. En términos absolutos, al menos ocho países europeos tienen un salario mínimo mayor que los 1.166 euros españoles. Finalmente, en relación a la carga burocrátic­a, Cepyme argumenta que “puede llegar a ser abrumadora: cada año se editan 1,2 millones de páginas en los boletines oficiales del Estado y de las comunidade­s autónomas, una media de 5.000 páginas por día laborable”.

Las consecuenc­ias del menor tamaño del tejido empresaria­l español son muchas y muy diversas, según argumenta la organizaci­ón. Algunos ejemplos: “Las empresas más pequeñas tienden a mostrar una productivi­dad más baja, son menos rentables, sus salarios son menores, son menos resistente­s a las crisis –sufren más quiebras y despidos de personal que las grandes empresas–, tienen una vida media más corta, tienen menos capacidad de exportar, suelen financiars­e a tipos de interés mayores y tienen más dificultad a acceder a fuentes de financiaci­ón no bancarias”, entre otras desventaja­s.

Pese a todos los impediment­os que considera la organizaci­ón como traba para el desarrollo empresaria­l español, desde Cepyme destacan que “no hay un problema de falta de emprendimi­ento” y de hecho “se crean más empresas que en la media europea. En 2019 en España se constituye­ron casi 160.000 empresas, lo mismo que en Francia, un 16% más que en Italia o más que Holanda, Austria, Irlanda, Dinamarca, Finlandia, Portugal y República Checa combinadas”.

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