Por qué el ego es la principal amenaza del éxito
La arrogancia es capaz de destruir toda una trayectoria.
“Siendo generoso y ayudando a los demás afinarás tus habilidades y te ayudarás a ti mismo”
Ryan Holiday dejó sus estudios para convertirse en el ejecutivo más joven de una agencia de talentos en Beverly Hills –la que lideraba a Robert Greene, autor de Las 48 leyes del poder–; después, fue nombrado director de márketing de American Apparel, marca de ropa muy demandada; y a los veinticinco años publicó su primer libro, un auténtico best seller. El viento que movía su éxito parecía que iba a favor, pero su exposición pública tuvo un efecto inesperado, la crítica, y se sintió vulnerable. Decidido a que este tsunami no le pasara por encima, Holiday dio un paso atrás, admitió su adicción al trabajo y comenzó a estudiar la historia de grandes empresas para enfrentarse a su mayor enemigo: el ego.
Esta investigación se ha traducido en el libro El ego es tu enemigo (Planeta) en el que Holiday propone claves para alcanzar el éxito de una forma más sana y sostenible. “El ego le ha costado a mucha gente que admiro cientos de millones de dólares y, al igual que a Sísifo, los ha hecho alejarse de sus objetivos tan pronto los han conseguido. Yo mismo me he asomado a ese abismo”, reconoce el escritor, también autor de Diario para estoicos, que añade: “He tratado de organizar estas páginas para que el lector termine en el mismo lugar en que terminé yo cuando acabé de escribirlo, es decir, pensando que es un poco menos genial de lo que cree”.
Holiday define el ego como una creencia malsana sobre nuestra propia importancia que obstaculiza el verdadero éxito al impedir que tengamos una conexión directa y honesta con el mundo que nos rodea. Para convencernos de ello, Holiday estructura la vida de una persona en tres fases: “Aspirando a algo, alcanzando el éxito o habiendo fallado”. En su opinión, esta forma de organizar también el libro ayuda al lector a “suprimir el ego antes de que los malos hábitos tomen el control, reemplazarlo por humildad y disciplina cuando estés experimentando el éxito y cultivar la energía y la fortaleza para no terminar aplastado por el fracaso cuando el destino cambie”.
El autor asegura que vivimos en un mundo que premia “procrastinar, presumir y chismorrear” –especialmente desde que empezamos a usar las redes sociales, un espacio virtual en el que la gente tiene la necesidad de contar todo lo que le ocurre–, y recomienda apostar por la modestia, la intimidad o la privacidad. “El silencio es una fortaleza”, afirma Holiday, que aconseja, además, mantener la mentalidad del estudiante. “Si te esfuerzas por permanecer siendo autocrítico y cuestionar lo que conoces, nunca dejarás de mejorar. Concentrarnos en nuestros ideales ayuda a que nos guíe la razón y no las pasiones, como ejemplifica el temple legendario de la racional primera dama Eleanor Roosevelt”, argumenta el autor, que añade: “El aprendizaje conlleva humildad; siendo generoso con tus ideas y ayudando a los demás afinarás tus habilidades y te ayudarás a ti mismo”. Otros consejos que ofrece son “huir de lo abstracto y vivir en el presente”, algo que requiere
coraje; “olvidarse de uno mismo”; y “es el trabajo, y no los resultados, lo que hay que valorar”.
Una vez alcanzado el éxito, Holiday recomienda tener los pies en la tierra. “El éxito es embriagador: sin embargo, para mantenerlo necesitamos estar sobrios. No podemos seguir aprendiendo si creemos que ya lo sabemos todo. No podemos creernos los mitos que inventamos sobre nosotros mismos, ni el ruido y la cháchara del mundo exterior. Debemos entender que somos una pequeña parte de un universo interconectado. Pero, sobre todo, tenemos que construir una organización y un sistema en torno a lo que hacemos, un sistema acerca del trabajo, no acerca de nosotros”.
Es la tercera fase, la del fracaso, la que nadie imagina, pero Holiday asegura que, como la naturaleza, el éxito es cambiante. Para el autor, la vida ofrece siempre una segunda oportunidad, aprovecharla depende de nosotros. “Ese tiempo muerto revive cuando lo usamos como una oportunidad para hacer lo que durante tanto tiempo quisimos hacer”, concluye.
“El éxito es embriagador: sin embargo, para mantenerlo necesitamos estar sobrios”