Giorgia Meloni: una líder en auge con dos caras
PERFIL/ La protagonista de una carrera política meteórica procura evitar tropiezos y pone el foco en la estabilidad y en su agenda social ultraconservadora.
Giorgia Meloni (Roma, 1977) tiene dos caras, y saber mostrar una y esconder la otra es parte de su éxito, dicen los analistas. Durante la campaña, la fundadora de Hermanos de Italia ha defendido la continuidad de la política económica de Mario Dragui. También ha puesto en valor su atlantismo, augurando que el apoyo a Ucrania va a continuar, a pesar de que, en 2014, cuestionó las sanciones contra Rusia tras la anexión de la Península de Crimea.
En lo social, sí que se prevén cambios y en este punto, se muestra muy contundente. En junio, participó en la campaña de las elecciones andaluzas de Vox, sus socios en el Parlamento Europeo, y expresó su frontal rechazo al aborto, la inmigración irregular, los nuevos modelos de familia y las políticas identitarias de la izquierda. También defendió con contundencia el principio de soberanía de las naciones, que sustenta su lema electoral: “¡Primero Italia y los italianos!”.
Aquella intervención provocó que Meloni empezase a ser más conocida en España, aunque en la campaña electoral ha evitado mostrarse tan contundente como entonces. En uno de sus vídeos más recientes, su tono es muy institucional, como si ya fuera primera ministra, y en los últimos días, viajó a Londres, para reunirse con inversores y transmitir tranquilidad.
El investigador del Cidob Héctor Sánchez-Margalef asegura que su afiliación europea da muchas pistas sobre cuál será su programa económico si alcanza el Gobierno. Desde 2020, Meloni preside en la Eurocámara el grupo de los conservadores y reformistas, quienes defienden “cierta ortodoxia fiscal, bajar impuestos, privatizaciones y liberalizaciones”, explica.
“Si es primera ministra, hacia el exterior, veremos un perfil muy institucional y favorable al status quo”, dice el analista. Pero, en clave interna, sí que habrá muchos cambios. Buscará avances en su agenda social, con el objetivo de convertirse también en “la líder del nuevo conservadurismo europeo”.
Según el ensayista Jaime Bordel, Meloni ha ejecutado una operación de “maquillaje”, para que se identifique con la moderación. A la hora de afrontar esta campaña electoral, la candidata dio instrucciones muy claras a los suyos: les prohibió usar el saludo romano y defender el fascismo –del que ella se ha desmarcado– y les pidió evitar exabruptos. Pese a ello, en uno de sus últimos mítines, dijo a sus bases que tras su victoria no será necesario que se escondan”, agrega SánchezMargalef.
Otro elemento que singulariza su trayectoria es su fulgurante ascenso. A los 15 años, Meloni se afilió a las juventudes del partido posfascista Alianza Nacional, del que llegó a ser diputada en 2006. En 2008, se convirtió en la ministra más joven de la historia, al asumir la cartera de juventud en uno de los Gobiernos que encabezó el líder de Fuerza Italia, Silvio Berlusconi.
En 2012, Meloni fundó su propio partido, Hermanos de Italia, que en las elecciones generales de un año después obtuvo el 2% de los votos y, en las de 2018, tuvo que conformarse con el 4%. Aquellos comicios revolucionaron la política italiana. Los dos partidos más votados defendían una enmienda a la totalidad del statu quo: el Movimiento Cinco Estrellas y la Liga. Ambos pactaron, y siguieron en el Gobierno junto a otras fuerzas a partir de 2021, cuando el independiente Mario Draghi alcanzó la presidencia del Ejecutivo. Durante toda la legislatura, Meloni estuvo en la oposición.
En su consolidación, también entran en juego sus alianzas internacionales. En las elecciones europeas de 2019, Meloni se presentó como cabeza de lista de su partido y alcanzó el 6% de los sufragios. Comparte grupo con Vox y Demócratas de Suecia, que podría alcanzar la presidencia del Ejecutivo sueco tras alcanzar el 20% de los votos a mediados de mes.
El promedio de encuestas elaborado por BidiMedia sitúa a Hermanos de Italia con alrededor del 25% de las papeletas. Junto al resto de partidos del bloque de la derecha, podría alcanzar el 45% de los votos, lo que les permitiría gobernar. Un elemento refuerza su victoria: una sistema electoral diseñado para poner freno a la ingobernabilidad. El 61% de los escaños se eligen de forma proporcional pero el resto, lo gana el partido más votado en circunscripciones más pequeñas.
Aunque en 2014 cuestionó las sanciones a Rusia, ahora pone el foco en su atlantismo
El sistema electoral busca reforzar la lista más votada para evitar la ingovernabilidad