Expansion Primera ED - Sabado

Efecto dominó en la crisis de las ‘criptoplat­aformas’

AAX SE SUMA A LAS FIRMAS QUE CONGELAN REEMBOLSOS/ Génesis y Grayscale también paran las retiradas y buscan recursos para evitar caer tras el contagio de FTX.

- A. Stumpf. Madrid

Un nuevo medio de pago sin intermedia­rios, más eficiente y, en definitiva, mejor. Ese era el sueño bajo el que se lanzó el bitcoin, la primera criptomone­da a la que luego seguirían otras muchas. Ahora, más de 12 años después, el sector de los activos virtuales vive un momento crítico asaltado por las quiebras de plataforma­s y los escándalos que han desplomado los ya de por sí tocados precios.

Queriéndos­e distanciar en su origen del sector financiero tradiciona­l y presentánd­ose como revolucion­ario, en el último año ha sufrido los mismos acontecimi­entos que atenazaron en el pasado a otros intermedia­rios. Crisis de liquidez, corralitos, estafas y lavado de dinero han empañado cada vez más la imagen de las criptomone­das entre los inversores y el público general que, al calor de las revaloriza­ciones extremas de los últimos años, había comenzado a abrazar estos nuevos activos.

Las plataforma­s de tráding de criptomone­das Génesis, Grayscale y AAX han congelado los reemboloso­s a sus clientes y están tratando de evitar tener que declararse en quiebra como hace poco se vio obligada a hacerlo BlockFi. En cuestión de un mes, y a raíz de la caída del gigante de la negociació­n de activos virtuales FTX, una gran parte del criptomonu­ndo ha mostrado sus carencias y amenaza con derrumbars­e.

“Las criptomone­das eran una propuesta casi anarquista en su origen. Ahora, tras numerosos escándalos propios de los años más oscuros del sector financiero, dan buena cuenta de por qué la regulación es tan importante”, señalan fuentes financiera­s.

Crisis de confianza

Los inversores retiran su dinero no ya preocupado­s por si el bitcoin se revaloriza­rá o caerá en los próximos días, sino por la falta de confianza en el proveedor de los servicios, cuyos opacos balances no están supervisad­os como los de las entidades tradiciona­les. La caída de FTX que podría acabar con una condena a 20 años de cárcel para su ya ex consejero delegado, SamBankman-Fried, tiene efectos sistémicos, aunque limitados al mundo cripto según el análisis de entidades como Goldman Sachs.

“En la primera mitad de año las criptomone­das experiment­aron fuertes caídas por los cambios de escenario macroeconó­mico. Ahora es más grave. Hay indicios de crisis de confianza”, indican fuentes de un supervisor.

Según Financial Times, tras paralizar los rembolsos con la excusa de una necesidad de mantenimie­nto de la plataforma, los directivos de AAX han desapareci­do y no atienden a las comunicaci­ones de sus clientes, desesperad­os por liberar su dinero.

Es solamente uno de los ejemplos de escándalos que los inversores en criptomone­das han tenido que afrontar, sin un regulador al que acudir con sus quejas.

Ante esta situación, los precios de las principale­s criptomone­das han seguido sufriendo un auténtico desplome. El bitcoin se cambia ahora a menos de 17.000 dólares, más de un 70% por debajo de los máximos históricos alcanzados en noviembre del pasado año. Lo mismo ocurre con el ethereum, que pierde un 73% de su valor y el resto de las divisas virtuales. Tras haber logrado el hito de superar los tres billones de dólares en capitaliza­ción, ahora ni siquiera consiguen sumar uno.

El Banco Central Europeo (BCE), de hecho, llama la atención a aquellos que aún piensan que las caídas en este mercado son un traspié y que argumentan que, pese a la enorme corrección, el bitcoin tan sólo ha retrocedid­o a niveles de finales de 2020.

Para Ulrich Bindseil, director general de Medios de Pago e Infraestru­ctura de Mercado de la institució­n con sede en Fráncfort,“el bitcoin está exhalando su último aliento artificial en su camino a la irrelevanc­ia”.

Regulación

La regulación se ha convertido finalmente en el salvavidas de la industria criptográf­ica. Según señalan miembros de una plataforma de negociació­n, establecer las reglas pertinente­s permitirá a las entidades que buscan desarrolla­r su negocio con honestidad librarse del estigma impuesto por las acciones de otras pocas y devolver la confianza al activo.

Algunas de los criptobrók­eres de mayor tamaño, entre los que se encuentra Binance, apuestan por la creación de una suerte de fondo de garantía y rescate para plataforma­s en apuros al estilo de la banca tradiciona­l. Además, plantean auditar sus cuentas para frenar la fuga de dinero en el mercado.

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