El empleo se frena en noviembre, en pleno debate de los fijos discontinuos
EL PARO CAYÓ EL MES PASADO EN 33.512 PERSONAS/ La cifra de desempleados es de 2.881.380, la más baja en noviembre desde 2007, pero el empleo cayó en 155 personas, a pesar de la campaña de Navidad.
Noviembre no es buen mes para el empleo. Prácticamente se estancó con una leve caída de 155 en el número de afiliados, mientras el paro bajó en 33.512. En todo caso, los datos del mercado de trabajo se vieron ayer enturbiados por la polémica que hay entre el Gobierno y los analistas, porque el Ejecutivo excluye de la estadística de parados el número de trabajadores fijos discontinuos cuyos contratos se suspenden entre actividad y actividad, temporada y temporada y no figuran como desempleados, a pesar de que están en el paro mientras la empresa no les vuelva a llamar. Es decir, que en noviembre el paro bajó en 33.000 personas mientras que, en paralelo, los demandantes de empleo en la categoría de fijos discontinuos crecen en casi 111.000. Dichos trabajadores fijos discontinuos no figuran como parados, porque tienen el contrato suspendido. Si tienen el periodo de cotización exigido, pueden cobrar el desempleo. El caso es que se trata de un contrato muy utilizado por las empresas desde que entró en vigor la reforma laboral, en febrero de este año. Y esto se debe a los cambios introducidos por la norma que tienen varios efectos favorables a las empresas: el primero es que el periodo de prueba puede extenderse hasta los seis meses. Más que suficiente para muchas actividades de temporada. En ese momento, el empresario puede terminar el contrato sin causa y sin indemnizar al trabajador.
Tampoco hay compensación al trabajador cuando se termina la temporada y existe el compromiso de volver a llamar al mismo empleado. Es decir, continúa la relación laboral. Por el contrario, éste puede cobrar el paro si al menos tiene un año de cotización. El contrato fijo discontinuo está sustituyendo al antiguo contrato de obra y servicio, que fulminó la reforma laboral. Y, por todas estas razones, su utilización se ha disparado desde que entraron en vigor todos estos cambios a principios de año. Es decir, con la reforma.
Precisamente, debido a la flexibilidad que han encontrado las empresas en este tipo de contrato, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, defendió ayer esta fórmula: “Da flexibilidad a las empresas y una cierta estabilidad a los trabajadores. Si se quita este contrato, tendríamos un problema real de paro en España”. El empresario dice esto por el compromiso de la empresa para llamar al mismo trabajador cada momento que lo necesita, mientras exista la relación laboral. Además, el empleado acumula antigüedad desde que se inicia la relación laboral. Esto es muy importante en la cuantía de la indemnización por despido, lo que no ocurría antes de la reforma laboral. No obstante, Garamendi, que pactó la reforma laboral con el Gobierno y los sindicatos, propuso “buscar un espacio de medición diferente” de este contrato, para acabar con la polémica sobre si este contrato está, o no, ocultando paro real.
Valentín Bote, director de Randstad Research, explica que bastaría con que, en sus estadísticas, el SEPE pusiera una rúbrica de los contratos fijos discontinuos que están suspendidos. Junto a las cifras de aquellos que demandan un empleo, aunque están ocupados. Por ejemplo, porque quieren otro horario laboral, cambiar de actividad o un salario más alto. Entre octubre y noviembre estos trabajadores han aumentado en 234.000 personas. Hasta noviembres se habían realizado 2,1 millones de contratos fijos discontinuos, de los que 880.000 eran de trabajadores ocupados. Es decir, trabajando de forma efectiva o sin actividad, pero considerados como ocupados indefinidos. Como se aprecia en el primer gráfico, a principios de año, antes de la entrada plena en vigor de la reforma laboral, el número de trabajadores con este tipo de contratos rondaba los 400.000. Por lo tanto, 480.000 menos que ahora.
“El Gobierno no debería lanzar las campanas al vuelo con la caída del paro registrado, mientras no sea transparente y no muestre la evolución real de los fijos discontinuos que no están trabajando, aunque tengan el contrato vivo”, dice Valentín Bote, que, añade que 40.221 personas firmaron en noviembre más de un contrato indefinido.
Sin embargo, José Luis Escrivá, ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, respondió con contundencia a estas críticas y al clamor unánime de los analistas –desde Fedea hasta Asempleo, CEOE y Randstad–, para que el Gobierno corrija la estadística del paro. Es un “intento desesperado y angustioso por ensuciar unos datos extraordinarios del mercado de trabajo”.
En todo caso, un hecho relevante es que la afiliación en la Seguridad Social de trabajadores ocupados cayó en noviembre en 155 personas. El descenso es nimio, pero es relevante, porque se produce en noviembre, cuando comienza la temporada del comercio para la Navidad. Y eso que el número de afiliados en este sector creció en 21.871 personas. Por debajo del sector de Educación, donde el empleo aumentó en 28.796. También creció la ocupación en la construcción, en 11.538 trabajadores. Sin embargo, la afiliación en la hostelería cayó en 104.802 personas. La cifra media de afiliados es de 20.283.000 personas, un poco por debajo del techo de la ocupación total que hubo en junio y julio, en 20.350.000 trabajadores. Con todo, las cifras de la Seguridad Social aportan la media del mes, pero las del paro registrado dan los datos finales el 30 de noviembre. Por eso no es de extrañar que, a pesar del estancamiento del empleo, el paro descendiese el mes pasado en 33.512 personas. Bien es verdad que son 40.000 menos que en noviembre del año pasado, cuando la economía comenzó a levantar el vuelo. Se está produciendo una ralentización de la economía, a pesar de que la cifra total de parados es de 2.880.000, que es la más baja en un mes de noviembre desde 2007.
Los empleados fijos discontinuos con el contrato suspendido distorsionan la estadística del paro