Los costes de la industria europea suben un 30,8% y suman 22 meses al alza
Octubre fue un mes agridulce para la industria de la zona euro. La parte positiva (o menos negativa) es que los precios industriales retrocedieron en tasa mensual por primera vez desde mayo de 2020. En concreto, cayeron un 2,9% respecto a septiembre, según los datos publicados ayer por Eurostat. La mala noticia es que en tasa interanual la subida, si bien se modera respecto a meses anteriores, sigue siendo desorbitada, con un incremento del 30,8% en los precios industriales de la zona euro, cuyo sector manufacturero encadena 22 meses consecutivos al alza, pulverizando los márgenes de las empresas europeas y poniendo en jaque la competitividad de sus exportaciones en un entorno internacional muy complejo.
Además, las noticias amargas nunca vienen solas y aunque la aparente mejora del índice de precios en tasa mensual se produce en un contexto de menores presiones de los costes energéticos, también lo hace en un escenario de fuerte enfriamiento de la demanda y la actividad económica. Esto es, de contracción en los niveles de producción y de los nuevos pedidos. De hecho, la mejora del dato mensual se debe exclusivamente al ajuste de los precios energéticos, ya que el coste de los insumos y de los bienes intermedios siguió creciendo: un 1,1% en los productos de consumo no duradero; un 0,5% en los no duraderos; un 0,3% en los bienes de capital y un 0,2% en los intermedios. En tasa interanual las subidas son mucho más abultadas, con un alza del 17,4% en los bienes intermedios y del 16% en los productos no duraderos. Todo ello en un contexto en el que si bien el precio de la energía ha moderado su avance, continúa creciendo con fuerza: un 65,8% respecto a octubre de 2021, aunque lejos del 108% del mes anterior.
Aunque los datos de octubre muestran una cierta moderación en el ritmo de subida de los precios, quizás sea pronto para bajar la guardia. A principios de semana, la propia presidenta del Banco Central Europeo (BCE) Christine Lagarde, advirtió de que todavía “no hemos terminado con la inflación y tenemos mucho que hacer”, anticipando que los tipos de interés, que en apenas unos meses han pasado del 0% al 2%, seguirán subiendo en los próximos meses. Un arma para intentar doblegar la curva inflacionista, pero de doble filo, ya que lo que busca es enfriar la demanda, lo que puede acentuar la desaceleración económica en Europa.
En el bloque del euro, todos los países menos uno se anotan significativos aumentos de los precios industriales, con subidas interanuales que oscilan entre el 8,7% de Malta y el 59,3% de Eslovaquia. La excepción a la regla fue Irlanda, el único Estado del euro en el que los costes, lejos de subir, retrocedieron un 17,2% tras haberse incrementado un 30% en septiembre. De las cuatro grandes economías europeas, dos superan el promedio de la zona euro: Alemania, cuyos precios industriales se dispararon otro 35,5%, e Italia, donde lo hicieron un 33,7%. España y Francia se sitúan por debajo de la media, con alzas del 26,2% y 24,7%, respectivamente, lo que da un respiro competitivo a las exportaciones españolas, cuyo destino mayoritario es la UE (casi un 65% del total en septiembre). En cualquier caso, un magro consuelo ante una demanda externa que pierde fuelle y cuya contribución al PIB español podría ser negativa en el próximo bienio, según BBVA Research.
Con este telón de fondo, el PMI del sector manufacturero español, publicado el jueves, evidencia que la industria nacional siguió sumida en noviembre “en territorio de contracción”, con pronunciadas caídas en la producción y los nuevos pedidos y recortes de empleo “en medio de un evidente exceso de capacidad en las plantas industriales”, señaló S&P Global. La nota positiva es que “la caída de los precios en los eslabones anteriores de la cadena de suministro comenzó a trasladarse a los costes de los insumos de los fabricantes”, lo que hace concebir la “esperanza” de que la crisis sea menos intensa y duradera de lo que se temía hace unos meses.
Alemania e Italia sufren alzas del 35,5% y 33,7%, frente al 24,7% de Francia y el 26,2% de España