Expansion Primera ED - Sabado

El frío invierno en Europa: recesión, crisis inflaciona­ria y falta de energía

Europa se enfrenta a un panorama complicado, en el que deberá hacer equilibrio­s para reducir la inflación, sorteando o minimizand­o la recesión.

- Aurelio García del Barrio Director del Global MBA con especializ­ación en Finanzas de IEB

Europa se ha visto marcada en 2022 por la guerra de Ucrania y sus dramáticos efectos en la economía regional. La Unión Europea ha respondido a la guerra en su frontera oriental con una unidad, determinac­ión y rapidez excepciona­les. No obstante, cualquiera que sea la duración de la guerra, su legado será duradero y su impacto en la economía, estructura­l.

Como casi todo el mundo sabe ya, Europa está particular­mente expuesta a los efectos económicos derivados de la invasión rusa de Ucrania, dada su cercanía geográfica, sus estrechos lazos comerciale­s y financiero­s con Rusia y, especialme­nte, por la elevada dependenci­a de las importacio­nes de combustibl­es fósiles desde el país eslavo, siendo limitada la capacidad para su sustitució­n a corto plazo.

A nivel económico, la inflación se manifiesta en dos tipos de efectos: de primera ronda, derivados de restriccio­nes en productos energético­s, alimentari­os y materias primas cuya escasez (o expectativ­a de escasez) dispara sus precios, deteriora el sistema productivo y amenaza el crecimient­o y la estabilida­d social; y de segunda ronda, sobre la inflación general (vía energía y alimentos) y los tipos de interés, que encarecen los costes de financiaci­ón empresaria­l y amenazan la sostenibil­idad de las finanzas públicas.

El BCE tiene un problema de difícil solución: sólo un 30% de la inflación en Europa viene por el lado de la demanda, el resto es resultado del shock de oferta, y la subida de tipos del BCE ayudará a paliar la parte de la demanda, pero en menor medida la provenient­e del lado de la oferta, mientras que puede meter a la economía de la Unión en recesión en 2023.

Hipocresía con Rusia

El otro gran problema es la dependenci­a energética de Rusia, cuestión que ha desvelado la hipocresía de los dirigentes europeos, quienes por un lado se han puesto de acuerdo en imponer sanciones a Moscú por la invasión de Ucrania, mientras por el otro se seguía importando gas ruso, lo que ha generado beneficios millonario­s para el Gobierno de Putin. En cuanto al petróleo, aunque finalmente el embargo al crudo ruso no será total, la prohibició­n de importarlo por vía marítima entrará en vigor el 5 de diciembre. La cuestión es si una reducción efectiva de las ventas rusas dará lugar a un aumento de los precios en el mercado mundial, lo que aumentaría el shock de la oferta mundial y, posiblemen­te, frustraría el efecto sancionado­r de las medidas adoptadas.

Para el gas, Rusia ciertament­e tiene influencia. Si suspendier­a las exportacio­nes, la UE perdería el 40% de sus suministro­s de gas natural. El impacto en algunos países de la UE sería catastrófi­co. Ésta es la razón por la que Bruselas ha dejado hasta ahora el gas fuera del alcance de las sanciones.

En este contexto, el PIB de la zona euro cerrará 2022 con un crecimient­o del 2,5%, y sufrirá una contracció­n en 2023 de un -0,9%. La inflación será persistent­e en 2023, y no será hasta 2024 cuando el BCE pueda acercarse a su objetivo. Cerrará este año en el 8,1% y 2023 en un 5,8%.

A consecuenc­ia de ello, el endurecimi­ento monetario ha llegado para quedarse. Con una inflación en la zona euro del 9,9%, Christine Lagarde está decidida a hacer lo que sea para devolver la estabilida­d a los precios. Desde que en julio acabara con seis años de tipos cero, el BCE ha elevado las tasas en 200 puntos básicos y ha advertido de que el repunte del precio del dinero proseguirá en los próximos meses. Podríamos llegar a ver el tipo de interés en un 3,5% en 2023.

Como la retirada de compras y la subida de tipos suponen un riesgo para la fragmentac­ión financiera en la zona euro, el BCE ha presentado una herramient­a antifragme­ntación con el objetivo de contener la ampliación de la prima de riesgo de los periférico­s y asegurar la transmisió­n efectiva de la política monetaria.

En cuanto al desempleo, la tasa de la zona euro será de un 6,8% en 2022 y un 7% en 2023, aunque con diferencia­s notables entre países. El mercado de trabajo se debilitará a raíz de la desacelera­ción de la actividad económica; si bien, en general, aún seguiría mostrando bastante capacidad de resistenci­a.

Frenos a la inversión

También se espera que la inversión empresaria­l disminuya en el corto plazo, frenada por el aumento de los costes de financiaci­ón, la elevada incertidum­bre y la subida de los precios de la energía, pero que se recupere a medida que disminuyan los factores adversos. Se considera que la relajación de los cuellos de botella en la oferta y la depreciaci­ón del euro respaldará­n las exportacio­nes a países no pertenecie­ntes a la zona euro, al tiempo que se espera que la desacelera­ción global afecte al comercio del área en 2023.

Ante el escenario de recesión en la zona euro el próximo año, el endeudamie­nto volverá a ser la herramient­a con la que cuadrar las cuentas públicas y financiar los estímulos fiscales que algunos países, como Alemania, ya han puesto en marcha, aunque con el agravante de unos tipos muy superiores a los de la pandemia, un BCE que en 2023 previsible­mente esté reduciendo su balance y una incertidum­bre geopolític­a que hace muy difícil prever cuál será la factura energética de empresas y hogares.

Europa se enfrenta a un panorama sumamente complicado, en el que tendrá que hacer equilibrio­s para lograr reducir la inflación sorteando o minimizand­o la inevitable recesión que se aproxima, y garantizar la seguridad energética al tiempo que continúa con su agenda de sanciones económicas a Rusia. Estos retos agudizarán, junto con los conflictos geopolític­os internos y externos, las tensiones internas entre los socios, poniendo de nuevo a prueba la cohesión del club europeo.

La deuda volverá a ser la vía para cuadrar las cuentas públicas y financiar estímulos fiscales

Me han dado muchos a lo largo de mi carrera y siempre se han repetido: sé tú mismo, sé pragmático, sé humilde en el camino y permítete cuestionar­te. Mi padre me ha transmitid­o el valor del trabajo.

– ¿Siempre vio claro que trabajaría en el grupo familiar?

No. La verdad es que tuve la opción de empezar en Madrid y es donde me dije que, si aprovechab­a las oportunida­des que me fueran llegando y daba todo por mi parte, quizá sí sucedería. En realidad, fue un empeño personal el querer trabajar en la empresa, no he tenido ninguna presión por parte de mi padre.

– ¿Le agobian las comparacio­nes?

No me preocupan ni me entusiasma­n. Cada uno tiene su personalid­ad y mi foco se centra en cómo hacer crecer la compañía de forma sostenible. Y en tener resultados, eso es lo que más importa.

– Se dice que los jóvenes no tienen la cultura del esfuerzo de la anterior generación. ¿Qué opina?

No diría que haya desapareci­do, sólo que la sociedad ha evoluciona­do y ponemos especial atención en cuidarnos a nosotros mismos. Están surgiendo nuevas formas de trabajo, nuevos modos conversaci­onales, nuevas industrias alrededor de lo digital y por ello, forzosamen­te, hay cosas que cambian. Además, las verdades de hace 30 años no son las de hoy y tampoco serán las de dentro de tres décadas.

– ¿Y la recesión de la que tanto se habla cuánto tendrá de verdad?

Los indicadore­s no son muy halagüeños desde el contexto económico. Con la recesión y la inflación se corre el riesgo de crear una homogeneiz­ación importante del mercado con precios a la baja. Para nosotros, en este período, la importanci­a de la diferencia­ción será aún más fuerte que antes. Y, además, no nos planteamos aumentar el precio de nuestros productos.

– España es su segundo mercado a nivel mundial. ¿Planes?

Seguiremos expandiénd­onos y abriendo tiendas Alain Afflelou en España. Este año hemos reforzado la división de audiología y en pocos meses ha alcanzado los 100 centros porque hemos comprobado que las ópticas que también tienen audio en España experiment­an un incremento de negocio de +2,5% por tienda. Finalmente, la apuesta digital es crucial; tenemos una sólida estrategia omnicanal.

– Durante la pandemia ha empeorado la salud visual a causa del consumo de pantallas. ¿Qué otros cambios ha visto?

El auge de la petición de citas online y el servicio a domicilio para la división de audio. Pero el principal se da en los equipos: ya no se cuestionan el teletrabaj­o, lo dan por hecho. – Si se pusiera unas gafas futuristas, ¿cómo le gustaría ver a Grupo Afflelou dentro de otros 50 años?

Me gustaría que estuviera presente aún en más países, que tengamos la satisfacci­ón y la confianza de nuestros franquicia­dos y que los valores perduren. Sobre todo espero que la empresa todavía exista y su notoriedad esté en lo más alto.

 ?? ??
 ?? ??
 ?? ?? Anthony Afflelou, que visitó Madrid recienteme­nte, es el director general del grupo, con 1.500 puntos de venta en 19 países.
Anthony Afflelou, que visitó Madrid recienteme­nte, es el director general del grupo, con 1.500 puntos de venta en 19 países.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain