Crecimiento?
Pérdidas con la desbandada en el sector entorno geopolítico y económico.
MongoDB. Frente a la inflación, el software empresarial ayuda a las empresas a reducir costes, mejorar la productividad y suele ser un modelo de suscripción que no es cíclico.
Los alcistas en crecimiento también afirman que la revolución tecnológica apenas ha arañado la superficie de enormes franjas de la economía mundial, como la energía, la secuenciación de genes y la biología sintética.
El foco en 2023
Sin embargo, aunque algunos ven en la venta de valores de crecimiento un punto de entrada atractivo, no todos se lanzan de cabeza.
“Me parece que definitivamente hay valor en los mercados cotizados durante los próximos cinco años”, afirma Philippe Laffont, fundador de la firma neoyorquina Coatue Management. “El problema es el año que viene”.
Laffont es una de las voces más bajistas entre la comunidad de inversores growth. Tras las fuertes venta registradas por el mercado a principios de este año, Coatue liquidó posiciones en su hedge fund. En mayo, el hedge fund contaba con más de un 80% en liquidez, según los inversores. Esta decisión, sumada a los buenos resultados en el segmento bajista, ayudó a su principal hedge fund a contener las pérdidas al 17,6% hasta agosto. “El mundo está empeorando, no mejorando”, sostiene Laffont, enumerando la lista de vientos en contra macroeconómicos que le preocupan: no se vislumbra el final de la guerra en Ucrania; las crisis mundiales de la energía y los alimentos; la subida de los tipos de interés para combatir la inflación creciente; las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China, y entre China y Taiwán.
Baillie Gifford, uno de los mayores alcistas sobre China en los últimos años, ha advertido de los crecientes riesgos que corren los inversores extranjeros en China, tanto por las futuras sanciones de Estados
Unidos como por la forma en que la administración china puede tratar de limitar las subidas del precio de las acciones de los ganadores. Otros inversores afirman que, si bien algunas tecnológicas parecen un buen valor, el mercado no está tan barato como en 2003, al final de la crisis tecnológica, y en 2009, y advierten que intentar identificar el suelo del valor es un error.
Otra dinámica que hace reflexionar a los posibles alcistas es que, si bien loas cotizadas se han revalorizado, muchos inversores aún no han publicado la caída de valor de sus participaciones privadas no cotizadas. Scottish Mortgage, de Baillie Gifford, dio una pista de a cuánto podrían ascender: el fondo de inversión explicó que durante la primera mitad de este año realizó 351 revaluaciones de las empresas privadas de su cartera y redujo su valor un 27,6% de media.
El retroceso del mercado ha hecho que las inversiones privadas sean relativamente menos atractivas que sus contrapartidas cotizadas, y los inversores de capital riesgo, cada vez más exigentes, poseen una reserva de efectivo récord. Tiger Global, de Chase Coleman, no ha realizado una nueva inversión privada en más de un año, ha recortado drásticamente su exposición general a las acciones y ha aumentado el protagonismo de su cartera bajista en su hedge fund, según fuentes cercanas. Son, de SoftBank, que personificó el estilo expansivo del boom tecnológico, también está en “modo defensivo”, reteniendo efectivo.
Un mercado exuberante de valoraciones tecnológicas seguido de fuertes ventas lleva inevitablemente a algunos observadores del mercado a buscar paralelismos con el auge y caída de las tecnológicas a finales de la década de 1990. Sin embargo, los inversores afirman que, si bien ambos periodos incluyeron fases de exuberancia irracional, las similitudes se ven superadas por las diferencias. “El propio sector tecnológico está mucho más maduro que a finales de los 90, las cifras de beneficios parecen mucho más sólidas que entonces y el punto de partida de las valoraciones es profundamente diferente”, afirma Rogoff, de Polar.
Los inversores ponen un mayor foco en el camino de una empresa hacia la rentabilidad
LOS CHARTS