“El Gobierno, con su actitud, arrincona a los empresarios y es inadmisible”
ENTREVISTA VIRGINIA GUINDA Vicepresidenta de Fomento Nacional del Trabajo/ “Subir los impuestos a banca y a eléctricas puede tener eco electoral, pero no es bueno para la economía”. Las energéticas podrían trasladar inversiones a otros destinos, avisa.
Virginia Guinda, (Barcelona, 1974) ha desembarcado en Madrid en las últimas semanas para preparar su campaña a las elecciones de CEOE del próximo día 23, en las que compite con el actual presidente, Antonio Garamendi, que aspira a un nuevo mandato de cuatro años. En una entrevista con EXPANSIÓN, la vicepresidenta de Fomento Nacional del Trabajo, la patronal catalana, y consejera delegada de Iberboard, fabricante de papel y de cartón, explica su proyecto y su visión de las relaciones tan complicadas que tienen ahora los empresarios con el Gobierno.
-¿Por qué se presenta usted a las elecciones de la Presidencia de CEOE?
Yo conocía la candidatura de Gerardo Pérez [presidente de Faconauto] y pensaba apoyarla. Pero Gerardo se retiró y entonces, yo, en muy pocos días, lo pensé, porque tengo ganas de liderar el cambio en la CEOE. Y así fue como tomé la decisión.
– Usted ha dicho que la organización necesita más debate, que vaya de abajo a arriba. ¿Es que cree usted que el actual presidente, Antonio Garamendi, gestiona CEOE de forma dictatorial?
Hombre, dictatorial... Yo creo que CEOE está muy jerarquizada y falta escuchar a los empresarios. Yo propongo un modelo más moderno, con más comunicación, más diálogo, más trabajo en equipo, más debate en las cuestiones importantes y más información a los socios sobre las decisiones que se toman. También más seguimiento de las negociaciones de los acuerdos [con el Gobierno y los sindicatos]. Creo que en una institución, que a través de sus organizaciones representa a dos millones de empresas, hay multitud de intereses representados. -¿Está detrás de usted Josep Lluis Sánchez Llibre, presidente de Fomento Nacional del Trabajo, para intentar derribar a Garamendi?
Entiendo su pregunta. Creo que es una visión muy política. Yo estoy al margen de las cuestiones entre Josep y Antonio, y Antonio y Josep. Yo tengo una propuesta para CEOE que es profesional y pragmática. Y soy muy cuidadosa
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Todo son impedimentos ahora para disuadirnos a los empresarios de la idea de crecer”
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La reforma laboral se queda corta; la relación entre la empresa y el trabajador debe ser como un contrato mercantil”
en ello. Sobre lo que de verdad nos interesa a los empresarios, y está fuera de esas cuestiones que, sin duda, son personales.
–¿Cree usted que está a tiempo de contrarrestar el apoyo mayoritario de la organización que tiene Garamendi, a pesar de que ha tomado la decisión con poco tiempo antes de las elecciones?
Sí. Sin duda. Me he visto ya con más de cien organizaciones sectoriales y territoriales. Y lo que percibo es un interés muy genuino y un apoyo a mi candidatura. Creo que me van a votar a mí muchas de las organizaciones que Garamendi dice que le apoyan.
–¿Por ejemplo? ¿Tiene usted nombres?
No, no voy a dar nombres. Le puedo decir que he estado con muchas organizaciones industriales, con el turismo, con financieras, energéticas y cadenas de distribución. He estado con Cepyme, con CEIM... El voto es secreto.
– En síntesis, ¿cuáles son las líneas maestras de su programa para CEOE, el plan que piensa presentar en los primeros cien días, si gana las elecciones?
En mi Presidencia conformaré una ejecutiva que prepare un plan estratégico y de acción para los próximos cuatro años. Con un capítulo de acciones urgentes para desarrollar en los próximos meses. Voy a proponer al presidente del Gobierno que lidere un pacto de rentas, y que instaure un día del empresario, para mejorar nuestra imagen social, que está denostada. Los empresarios merecemos que la sociedad nos conozca mejor para tener una caracterización más justa. De hecho, en las negociaciones con el Gobierno y los sindicatos estos son factores que nos restan ventaja, cuando merecemos otra consideración.
-¿Por qué le parece que la reforma laboral se ha quedado corta? ¿Acaso, porque no se ha recortado la indemnización del despido?
A mí, personalmente, me gustaría que el modelo de la mochila austriaca se transformase en una mochila española. [La empresa aporta al trabajador una cuantía mensual que puede convertirse en la indemnización por despido, y que el empleado puede llevarse consigo, si se cambia de empresa]. Sería muy interesante, porque los trabajadores no perderían derechos, y las empresas ganarían competitividad. Creo que parte de los fondos europeos deberían destinarse a poner en marcha este sistema. Pero, además, la reforma laboral [que firmó CEOE con el Gobierno y los sindicatos] se ha quedado corta por varios motivos: primero, porque no se han resuelto determinadas cuestiones que impiden el crecimiento de las empresas. Su tamaño es mucho más pequeño que en la media europea. Y, a veces, para ganar competitividad hay que ganar tamaño.
– ¿Se refiere usted a la obligación de la empresa de crear un comité al llegar a los 50 trabajadores?
Por ejemplo. Pero también a otras trabas burocráticas, asociadas a ganar tamaño que, al final, todo eso supone un incremento de los costes y un impedimento para aumentar la competitividad. Todas esas cosas nos disuaden a los empresarios de tomar decisiones para crecer.
–¿Y también es un problema para la pequeña empresa la subida de los impuestos que supone el crecimiento de la facturación?
Por supuesto. La reforma laboral también se ha quedado corta porque no integra modelos tecnológicos de negocio. No menos importante es que debiera contemplar nuevos tipos de contratos que ofrezcan mayor flexibilidad para el empresario, con costes competitivos. El contrato fijo discontinuo está un poco forzado. Hay una limitación de los contratos que recorta la oferta laboral que podríamos hacer los empresarios. Y, luego, de fondo, es necesario que haya más libertad en las relaciones entre el empresario y el trabajador. No es necesario que todo esté tan regulado. Debería asemejarse más a un contrato mercantil. Sin que por ello se menoscaben los derechos de los trabajadores. Pero bueno, es que no hace falta que esté todo absolutamente regulado. Es que es imposible que estén en el BOE todas las situaciones de empleo que se te pueden presentar.
– ¿Qué pacto de rentas propondría al Gobierno y a los sindicatos? Usted ha dicho que deberían estar los salarios privados, los de los funcionarios y las pensiones.
Eso debería decidirlo CEOE, para representar los intereses de todos. No lo puedo decidir yo sola. El pacto de rentas lo que tiene que hacer es repartir el esfuerzo que nos está costando ya esta crisis. No sólo entre trabajadores y empresarios, sino también entre los pensionistas, los funcionarios y el Gobierno.
– ¿Cuando usted se refiere a los pensionistas habla de congelar o reducir sus rentas?
De entrada creo que nadie puede hablar de las pensiones sin haber revisado el gasto público. El Gobierno ha presentado unos Presupuestos Generales del Estado deficitarios, a pesar de ser muy optimistas en cuanto a la bonanza de la situación económica. En fin, cuando empezó la epidemia del Covid los empresarios empezamos por ahí: preguntándonos dónde podíamos recortar. Y, de paso, el Gobierno debería eliminar trabas burocráticas, porque son costes superfluos que nos podíamos ahorrar. Tenemos experiencias positivas de la crisis del Covid, como simplificar que puedas ponerte un panel solar en tu casa. Cuando hay voluntad política se pueden hacer cosas muy interesantes, para las empresas y para los ciudadanos. –¿Usted está de acuerdo con Garamendi cuando plantea un Salario Mínimo Interprofesional en función del nivel de vida de la comunidad autónoma?
Yo eso no lo veo, porque creo que tiene que haber una unidad de mercado. Estoy dispuesta a escuchar propuestas en el comité ejecutivo de CEOE. Pero de entrada, no me parece una buena idea.
–Pero usted propone un salario mínimo diferente para cada sector. ¿Eso no es muy complicado de negociar?
Sí es complicado y difícil, pero no hay que tener miedo. Es que la situación dela economía es muy complicada. Creo que el Gobierno está tomando decisiones que no están bien. Por ejemplo, a lo mejor yo no necesito que me rebajen los carburantes. Sí lo necesitan los transportistas, los autónomos o una clase social más vulnerable, pero no de puede hacer de forma generalizada. A lo mejor, mi hija no necesita que el Estado le pague un cheque cultural. Es muy buena idea, pero hay que tener mucho cuidado con el gasto público. Es una época de ajustarse el cinturón. Hay que trabajar y aplicar un bisturí muy fino.
–¿El Gobierno está complicando las relaciones con ustedes, los empresarios, cuando les critica tanto y le suben los impuestos, como a las compañías energéticas, a los bancos, y a las grandes fortunas?
Eso son dos preguntas. Por un lado, la actitud del Gobierno con los empresarios es inadmisible. No es de recibo. El Ejecutivo tiene que modificar sus manifestaciones, porque nos hacen un flaco favor a todos. Para los empresarios resultan ofensivas. Nos está arrinconando. Por otra parte, lo que está haciendo el Gobierno [con las subidas de impuestos] son parches en una mala gestión, Yo entiendo que, desde un punto de vista electoral, plantear que las eléctricas o los bancos tengan que aportar más pueda conectar con una parte de los votantes, pero eso no es bueno para la economía. En el caso de las eléctricas, que conozco más, son compañías muy intensivas en capital, que tienen que seguir invirtiendo, porque estamos en plena transición energética. Están resolviendo nuestro futuro, porque apuestan por una energía y una electricidad verde, para reducir los combustibles fósiles. Esas compañías, que tienen que seguir invirtiendo cantidades ingentes de dinero, pueden decidir hacerlo en España o en otros países. Cuando el Gobierno pone un impuesto de este tipo pues pone obstáculos a la inversión. El lema de mi campaña en CEOE es Nueva etapa; más empresa. A todos nos interesa que haya más crecimiento, más empresas y más empleo.