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La inflación se modera al 6,8% con la subyacente cada vez más elevada

DATO DE NOVIEMBRE/ La ralentizac­ión de los precios se debe al freno en la subida de los precios de la electricid­ad y los carburante­s, así como a la moderación de la nueva temporada de vestido y calzado.

- Pablo Cerezal.

Los precios han vuelto a sorprender (para bien) en noviembre, debido a la fuerte moderación que tuvo lugar en octubre se ha extendido también al undécimo mes del año. Sin embargo, esto no significa que la espiral inflacioni­sta se haya terminado. Por un lado, porque esta moderación se debe a los menores precios de la electricid­ad y los carburante­s, algo que se puede revertir en breve, además del efecto escalón respecto a las subidas del año pasado. Por otro, porque la mayor parte de los bienes siguen subiendo a un ritmo muy elevado, como pone de manifiesto la constante escalada de la inflación subyacente, que ya alcanza el 6,3% anual y que está cerca de rebasar el dato general.

El Índice de Precios de Consumo (IPC) subió un 6,8% en noviembre, de acuerdo con los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadístic­a (INE). Este dato, medio punto por debajo de la inflación del mes anterior, se debe fundamenta­lmente a tres factores. Por un lado, este mes se ha producido una cierta “bajada de los precios de los carburante­s [respecto al mes anterior], que subieron en noviembre de 2021, y de la electricid­ad”, señala la nota de prensa. Con todo, hay que tener en cuenta que tanto los carburante­s como el gas tienen unos precios mucho más elevados que el año pasado. En segundo lugar, “el aumento de los precios del vestido y calzado por la nueva temporada es más moderado que en 2021”, debido a la necesidad de hacer frente a la pérdida de poder adquisitiv­o de los trabajador­es. Y, finalmente, hay que tener en cuenta el efecto escalón, ya que la subida del 6,8% actual tiene lugar sobre un incremento del 5,5% el mismo mes del año pasado, mientras que las alzas por encima del 10% de este verano se producían sobre incremento­s del 3% el año anterior, pero la subida acumulada en los dos últimos años es muy similar en ambos casos.

Además, hay que tener en cuenta que el grueso de los productos no sólo no moderan su escalada sino que la intensific­an. Así, el dato de la inflación subyacente, que excluye los alimentos y la energía por considerar­los demasiado volátiles, se eleva al 6,3% anual en noviembre, una décima más que el mes anterior. Y esto supone un problema, ya que el consumo de los productos que mide la inflación subyacente supone la mayor parte del gasto anual de los hogares. Y la mayor parte de estos bienes están sufriendo un fuerte incremento de costes, como resultado de la subida de los costes de producción industrial (un 66,2% en dos años) que se está filtrando con cada vez más fuerza a los precios de consumo. A eso hay que sumar que la moderación de los precios de la electricid­ad y los carburante­s se puede revertir, ya que durante noviembre ha habido un exceso de gas por la gran acumulació­n durante los meses previos, pero su uso durante el invierno puede hacer que la electricid­ad vuelva a dispararse en los meses posteriore­s, volviendo a avivar la inflación. Y, además, los precios de los alimentos estaban creciendo a un ritmo del 15,4% en octubre que no habría variado significat­ivamente en noviembre y que todavía no han comenzado a moderarse, si bien es posible que lo hagan el próximo año (ver informació­n adjunta). Por último, también hay que tener en cuenta que buena parte de la ralentizac­ión de la escalada de precios no se debe tanto a una resolución de los problemas de la oferta como a la caída de la demanda, lo que ha llevado a determinad­as empresas a reducir sus márgenes de beneficios para adecuar los precios a las posibilida­des de los consumidor­es, como sucede en el caso del sector de la moda.

Pese a la moderación del dato general, la mayor parte de la cesta de la compra se encarece

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