Bancos: buenas y no tan buenas noticias
mantenerse en la carrera de la innovación y la transformación digital, anticipándose a la competencia de nuevos actores no o diferentemente regulados.
En tercer lugar, necesitan invertir en talento, luchando para retener y atraer a los mejores profesionales, en un momento en que la competencia por esos perfiles se ha convertido en global.
Todo esto son condiciones imprescindibles para que los bancos hagan lo que realmente necesitamos: hacer su trabajo, esto es, apoyar a las familias y a las empresas en momentos que pueden terminar siendo muy difíciles.
En este sentido, cabe valorar de forma muy positiva el acuerdo recientemente alcanzado entre el Gobierno y los bancos para ayudar a las personas más vulnerables, interpretadas en un sentido amplio. No cabe duda de que se trata de un paso en la buena dirección.
Pero no sólo se trata de estas ayudas sino también de apoyar con lo que es su tarea más elemental: seguir financiando proyectos que ayuden al crecimiento económico y la creación de empleo.
Por último, y no menos importante, los bancos tienen que dedicar recursos cada vez mayores, al cumplimiento de los objetivos de sostenibilidad. La COP27, recientemente celebrada, nos recuerda la vigencia y relevancia de ese compromiso.
No son pocos, en consecuencia, los deberes de los bancos y para cumplirlos, en interés de todos, necesitarían toda la ayuda posible. Por ello, y dejando al margen las relevantes dudas legales y técnicas que suscita, creo que el Banco Central Europeo acierta en sus críticas al nuevo gravamen que pretende imponérseles, muy similares, por cierto, a las que ya había formulado frente a propuestas parecidas de otros países.
En suma, aunque tenemos por delante un panorama incierto, en el que las cosas empeorarán antes de mejorar, soy optimista respecto de la capacidad de los bancos españoles para seguir apoyando a familias y empresas y creo imprescindible que se pongan todos los medios para facilitarlo, evitando cualquier medida que pueda operar en sentido contrario. Ahora, no toca.