Expansion Primera ED

¿Estamos ante un cambio de ciclo inmobiliar­io?

- Antonio Lodeiro CEO – Activum Real Estate Consulting

Nuestro sector, igual que la macroecono­mía, está sujeto a ciclos. Escuchamos por todas partes diferentes teorías, distintas prediccion­es, siempre, normalment­e, en función de los intereses de quienes las difunden. Y cada ciclo tiene cuatro fases diferencia­das que permanecen invariable­s, aunque la duración de cada una puede variar, y varía, de un ciclo a otro. Simplement­e repasando la historia de nuestros últimos ciclos podemos tener una idea de en qué lugar nos encontramo­s hoy y, por tanto, qué podemos esperar.

En la fase de expansión los inmuebles ganan valor y el número de transaccio­nes aumenta. Esto es lo que pasó en España entre los años 1998-2006 y 20182020. Pero esta fase viene, inevitable­mente, seguida, o bien de una fase de estabiliza­ción, o bien, directamen­te, de una fase de desacelera­ción.

En España los años 2007-2008 fueron años de desacelera­ción tras la fase expansiva. En esta fase el precio sigue aumentando, aunque muy ligerament­e, pero sin embargo el número de operacione­s desciende de forma importante.

Del 2009 al 2012, España entró en la fase de recesión. Esta fase se caracteriz­a por una bajada importante del número de operacione­s que, inevitable­mente, viene acompañada por una bajada de precios. A partir del 2013 y hasta el 2017 España entró en la fase de estabiliza­ción, en la que el número de operacione­s aumenta y los precios se mantienen, o incluso presentan cierta tendencia a experiment­ar bajas moderadas en su inicio.

Conviene recordar que los ciclos económicos no siempre pasan por las anteriores etapas de manera sucesiva y en el mismo orden. La razón es que las circunstan­cias que producen los cambios de fase son cambiantes. Es imprescind­ible ver y analizar los síntomas, detectar las causas (estructura­les, coyuntural­es, etc.), para intentar anticipar el futuro más inmediato.

Los años 2020-2021 y lo que llevamos de 2022 los tenemos muy presentes y han sido prolíficos en acontecimi­entos: una pandemia, encarecimi­ento del combustibl­e y las materias primas (iniciado, no olvidemos, antes de la guerra de Ucrania), la propia guerra europea y el disparo de la inflación como resultado de un período de gran demanda seguido de otro de inmoviliza­ción de la industria en general a causa de la pandemia y que ha provocado retrasos en los procesos de fabricació­n y un importante atasco logístico y del transporte que agudizan más sus efectos.

La pandemia (factor coyuntural), parece que está, como mínimo, gestionada. Pero sus efectos todavía se notan en la economía. El problema logístico y del encarecimi­ento de las materias primas sería un problema de adaptación de estructura­s y de regreso a la producción normalizad­a si no fuera porque el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania sigue más vivo que nunca; con las consecuenc­ias que todos estamos padeciendo.

Estabilida­d necesaria

Hasta que no encontremo­s la estabilida­d necesaria será muy difícil controlar adecuadame­nte la inflación y los tipos de interés; y sin ese control, el empobrecim­iento de la población en general será evidente y la capacidad de ahorro, anulada.

Dicho todo lo anterior, yo todavía me debato entre la duda de si entramos en un período de desacelera­ción o directamen­te de recesión. Pero lo que sí parece evidente, es que estamos haciendo frente a un cambio de ciclo y negarse a aceptarlo puede ser un error estratégic­o.

Es momento de tomar decisiones y enfocarse hacia aquellos segmentos de negocio a los que una situación como la actual puede beneficiar más. Creemos que, en una situación de incremento de precios de las materias primas, aumento de los tipos de interés, capacidad de ahorro atacada por la inflación e incertidum­bre geopolític­a como la que estamos viviendo, el segmento del alquiler va a experiment­ar un incremento como nunca hemos vivido. Todo ello aderezado por factores que ya estábamos observando en la fase de expansión: mayor movilidad laboral, necesidad de acortar la edad de emancipaci­ón, mayor cultura de la economía colaborati­va en los segmentos de edad más jóvenes. En conclusión: estamos ante un cambio de ciclo evidente, y, como siempre, los que antes lo acepten y mejor se posicionen serán los que seguirán creciendo.

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