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Todo vale para ser los más rápidos
Además del taxi, Uber tiene en Lyft a un duro rival dentro del sector de la movilidad. Sobre todo, en Estados Unidos. El modelo de negocio de las dos empresas hace que registrar beneficios sea un reto mayúsculo, y la batalla que libraban en sus orígenes los conductores de ambas firmas por recoger antes a un cliente hizo que dos de los cofundadores de estas empresas, Travis Kalanick (Uber) y John Zimmer (Lyft), intentasen desprestigiar la imagen de su rival en público. Uno de sus intercambios de acusaciones con más repercusión tuvo lugar en 2013, cuando Kalanick dijo en Twitter que Lyft no ofrecía a sus empleados un seguro médico. Zimmer contestó sin demora recomendándole que contrastase su información. Dado que Kalanick insistió en su acusación, Zimmer le puso dos ejemplos, le pidió que le hiciera lo mismo y le planteó otra pregunta: “¿Por qué no hacéis verificaciones de antecedentes penales?”. La discusión prosiguió en varios tuits, hasta que el ejecutivo de Lyft abogó por zanjarla de una manera elegante: “Parece que quieres tener la última palabra. Te dejaré tenerla para que pueda volver al trabajo #respeto”. Kalanick, en cambio, lanzó otro dardo a su rival. “Tienes mucho en lo que ponerte al día...”, dijo, además de poner el hastag #clon, ya que para él Lyft no era más que una copia de Uber. La tensión, lejos de rebajarse, fue a más un año después, cuando Uber acusó a Lyft de malas prácticas. El grupo publicó un comunicado en el que afirmó que empleados, conductores e incluso a “uno de los fundadores” de su competidor habían ordenado y pocos minutos después cancelado 12.900 viajes en Uber para obstaculizar el trabajo de sus conductores y retrasarles en sus trayectos. Lo gracioso del asunto es que Lyft había asegurado justo una semana antes que varios empleados de Uber habían hecho lo mismo.