Expansión Catalunya - Sábado - Fin de Semana
Así es el alojamiento en el Mundial de Qatar
Las autoridades qataríes han tenido que improvisar soluciones de alojamiento, incluso con contenedores, mientras el Gobierno financia viajes a aficionados poco críticos con el país.
No es nada fácil moverse por Doha desde Souq Waqif, el icónico centro de referencia de la capital de Qatar. Es el zoco lleno de recuerdos tradicionales del país y considerado como visita obligada para los turistas, como los 1,2 millones de personas que acudirán al Mundial que arranca el domingo.
Para esos aficionados que ya pasean por las calles de la ciudad, este mercado está a una hora andando por la apacible costa desde el estadio bautizado como 974, que se estrena el martes como el primer coliseo desmontable de un Mundial. El viaje se reduce a 40 minutos en autobús, a media hora en metro (ambos gratuitos) y a un cuarto de hora en taxi.
Pero la pregunta es por dónde ir andando a coger ese bus o la parada de taxi. ¿Derecha? ¿Izquierda? ¿Doblando la esquina junto a la Fan Zone que construyen sin descanso cuadrillas de obreros? Aplicaciones como Google Maps quedan descartadas para los que no hacen los deberes antes de salir de casa o no quieren dejarse buena parte del sueldo tirando de los datos de su móvil: las redes WiFi son escasas en Doha, salvo en hoteles internacionales o enel museo de Qatar.
¿Valen entonces las señales tradicionales a pie de calle? Sería un buen plan si no fuera
porque esta misma semana tenían aún los plásticos. Están colocadas en su sitio, pero los embalajes de fábrica no dejan leer bien las indicaciones.
Entonces, ¿serviría comprar un mapa en papel de los de toda la vida? Tampoco se encuentran por la zona y la cues
tión se complica si se tiene en cuenta que muchos tenderetes del zoco no aceptan euros a las puertas del Mundial y menos para cantidades pequeñas.
¿Y probar suerte sin más en el primer autobús o metro que se encuentre por el camino? No es una mala opción si se logra
encontrarlo sin señales, si bien el visitante a quien dejen entrar se sorprenderá de comprobar que pasa lo mismo: hay transportes donde se viaja con los plásticos de fábrica en asientos o reposapiés. Eso siempre que se tenga el visado en regla en una suerte de acreditaciones
ligadas a las entradas del evento que no siempre cumplen las expectativas.
Son muchos quienes se han quedado en tierra en el aeropuerto de Barajas con errores menores aceptables en otros países al pasar la frontera. Y eso si se llega en hora, porque las colas son eternas en el mostrador de facturación. En hora punta un único funcionario designado por las autoridades cataríes se encarga de ir comprobando los visados uno a uno mientras se pesa la maleta. “¡Esto tendrían que haberlo pensado antes, habrá que agilizarlo de alguna manera!”, se queja una atareada azafata de Qatar Airways, aerolínea socia del Mundial, que sirve postres en sus aviones simulando el césped del estadio y da instrucciones de seguridad con vídeos de Neymar Jr, Lewandowski y Cafú.
Esta narración es una muestra cotidiana de cómo recibe Qatar este Mundial, más allá de las controversias relacionadas con el respeto a los derechos humanos y tan comentadas desde que fue designado país anfitrión en 2010. La ciudad ha cerrado las fronteras a turistas por tierra, aire y mar para permitir sólo la entrada a aquellos que tengan alguna de los 3 millones de entradas para el evento.
Empresas como Qatar Airways llevan tiempo planeando sus acciones comerciales, pero la ciudad ha improvisado alojamientos como las denominadas Villas de aficionados, que no son más que contenedores multicolor convertidos en unidades prefabricadas y colocados en una zona semidesértica de la periferia de Doha a razón de 200 euros la noche en 18 metros cuadrados.
Representan el 24% de las reservas en la plataforma oficial de la FIFA, la única agencia autorizada para validar un alojamiento y, por tanto, dar opción a un visado siempre que se tenga entrada.
Hoteles flotantes
Es parte de la historia del Mundial en un país que se levanta contrarreloj, pese a que se trata de la Copa del Mundo con más inversión de toda la historia, superando así a Brasil, con más de 220.000 millones.
Las soluciones para ampliar la capacidad pasan por escasas opciones oficialmente aceptadas por el Comité de Organización del Mundial y que se suman a los contenedores. Son sobre todo hoteles, casas de vecinos locales (previa autorización de la FIFA) y alojamientos flotantes.
En este último caso, MSC Cruceros ha desplegado tres barcos en la costa que jugarán un importante papel como hoteles para los aficionados que lleguen a la ciudad: el MSC Poesía, con 1.293 camarotes; el MSC Opera, con 1.075 cabinas y, sobre todo, el MSC World Europa, que acaba de inaugurar la compañía y que estará atracado en puerto durante el Mundial para lanzarse después al mar como el mayor crucero del planeta propulsado por GNL.
Los contenedores,
de llamativos colores, tienen 18 metros cuadrados y cuestan 200 euros por noche Tres barcos operarán
Con 22 cubiertas, 47 metros de ancho, 40.000 metros cuadrados de espacio público y 2.626 camarotes, es una metrópolis urbana ultramoderna. A bordo subirán delegaciones de la FIFA y las familias de los jugadores de la selección británica (ya ha colgado el cartel de completo). La tarifa más económica es de 159 euros por día, con un mínimo de dos noches de estancia, si bien los precios descenderán durante el torneo tras la eliminación de la mitad de los equipos, como sucederá previsiblemente en el resto de alojamientos.
Polémica con los fans
Qatar teme ese momento: si los estadios se vacían dará la sensación de que el Mundial ha sido un fracaso. Pero, a grandes riesgos, mayores soluciones. El perfil de Twitter de la cuenta Oficial del Comité de
Organización y Legado de la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022, ha compartido vídeos de aficionados desfilando por las calles del Souq Waquif que han dejado con el ceño fruncido a muchos seguidores del fútbol, pues Qatar podría estar llenando las gradas con personas contratadas para animar los partidos.
Según The New York Times, el organismo ha pagado el viaje, estancia y entradas a cientos de fans (ha asignado 50 a cada una de las 32 selecciones) bajo la condición de que no critiquen al país anfitrión y de “reportar” cualquier comentario ofensivo, degradante o abusivo hacia la organización y, a ser posible, “tomar capturas de pantalla de dichos comentarios y luego eliminarlos de inmediato”.
Se trata de la primera vez que un país anfitrión paga para que asistan al Mundial grupos de aficionados, pero no es la primera que el país intenta llenar estadios con voces no críticas con sus mandatos. Lo hizo en 2019 al reclutar trabajadores migrantes y colegiales para asientos vacíos en los campeonatos mundiales de atletismo en Doha, según el rotativo norteamericano.
Lavado de imagen
por las cifras que circulan Estos sucesos alimentan la sobre fallecimientos de migrantes imagen de un Mundial con en los trabajos de cierto perfil artificial en un país construcción y preparación con poca tradición futbolera. del Mundial. The Guardian Qatar trata con estas noticias realizó una investigación que de lavar su imagen, muy dañada sitúa la cifra en 6.500 muertos, pero Qatar y la FIFA reducen la cifra a tres.
No ayudan a esta imagen otras cuestiones sociales en un país donde, por ejemplo, las demostraciones públicas de afecto no están bien vistas. En un paso más, el Código Penal de Qatar tipifica como delito las relaciones extramaritales, aunque la norma es anterior al Mundial.
¿Y la vestimenta? La FIFA señala en su guía para el Mundial que los turistas “pueden llevar en general ropa de su elección”, por lo que las mujeres no qataríes no están obligadas a llevar el hiyab, un velo tradicional para cubrir la cabeza. Sí se pide a todos taparse hombros y rodillas en lugares públicos como museos.
como hoteles para los aficionados que acudan al Mundial de Qatar