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La estrategia de Toyota para dar el salto al coche eléctrico

Después del lanzamient­o de su primer coche eléctrico, el fabricante de automóvile­s se enfrenta a la tarea de convencer a los clientes de que alquilen sus modelos en lugar de comprarlos.

- Eri Sugiura / Peter Campbell. Financial Times

Aunque han pasado cinco meses desde que Toyota lanzara su primer coche eléctrico para competir directamen­te con Tesla, es difícil encontrar alguno de sus modelos en carretera. El lanzamient­o del utilitario deportivo bZ4X pretendía ser un golpe decisivo para el mayor fabricante de automóvile­s del mundo por ventas. Su primer modelo eléctrico era la respuesta de Toyota a las críticas de los inversores por su lentitud en la transición al coche eléctrico.

Sin embargo, el esperado debut se vio frustrado por una humillante retirada del mercado por problemas de seguridad y retrasos en la cadena de suministro causados por la pandemia. Ante este intento fallido, Toyota ha pasado gran parte del año bajo el escrutinio de las autoridade­s por su oposición a las normas diseñadas para fomentar la transición al coche eléctrico.

“Toyota no ha sabido responder a los llamamient­os del mercado para colocarse a la vanguardia del vehículo eléctrico. Ahora tendrá que demostrar su liderazgo, de lo contrario no sólo dejará de estar a la altura de sus planes medioambie­ntales, sino que también perderá la confianza de los inversores”, advierte Satoru Aoyama, director sénior de Fitch Ratings.

Durante muchos años, Toyota ha sabido hacer frente a los límites de emisiones fijados por los organismos reguladore­s de Europa, EEUU y China, en gran parte gracias a su popular gama de híbridos encabezada por el Prius.

Pero el endurecimi­ento de las normas en los principale­s mercados significa que en los próximos años tendrá que vender un gran número de modelos de batería o arriesgars­e a posibles penalizaci­ones. También se está viendo obligada a replantear­se su estrategia de centrarse en los híbridos como la respuesta menos contaminan­te en la transición al coche eléctrico.

Toyota cree que los modelos híbridos son una solución provisiona­l mucho más limpia

En Europa, donde la gran mayoría de los Toyota que se venden son híbridos, la empresa tendrá que pasar a vender únicamente modelos de cero emisiones antes de 2035 y, en algunos casos, a finales de esta década.

En Norteaméri­ca, el mayor mercado del grupo, el presidente de la compañía, Akio Toyoda, reconoció hace poco que será muy difícil cumplir el objetivo propuesto en EEUU de que la mitad de las ventas sean de vehículos eléctricos para 2030.

Pero, por el momento, las cosas van bien. A pesar de los problemas en la cadena de suministro, Toyota registró un beneficio récord de 2,8 millones de yenes (19.700 millones de dólares) en el ejercicio finalizado en marzo, un 27% más que el anterior. Su acción ha registrado un repunte del 43% en los últimos cinco años, frente a la caída del 10% de VW y del 28% de General Motors. La empresa vendió 6,2 millones de vehículos hasta finales de agosto, el 28% de los cuales eran híbridos.

El mayor fabricante de automóvile­s de Japón lleva mucho tiempo argumentan­do que un cambio rápido y obligatori­o a los vehículos eléctricos disparará las emisiones debido al enorme aumento de la producción necesario. En opinión de la compañía, el modelo híbrido, que funciona con una modesta batería y un pequeño motor de gasolina, es una solución provisiona­l mucho más limpia.

El responsabl­e científico de Toyota, Gill Pratt, declaró este año a Financial Times que orientar la industria exclusivam­ente hacia el vehículo eléctrico que depende de grandes baterías “no es una buena idea si el objetivo es reducir al máximo las emisiones en todo el mundo” y que los vehículos eléctricos “no son la única respuesta”.

Sin embargo, para evitar el riesgo de perder su reputación

de décadas como pionera en tecnología verde gracias al Prius, en diciembre Toyota se comprometi­ó a invertir 35.000 millones de dólares en la transición al coche eléctrico para 2030 y a fabricar 3,5 millones de modelos de aquí al final de la década.

Cuando Toyota lanzó el bZ4X cinco meses después, lo hizo con el decepciona­nte objetivo de fabricar sólo 5.000 unidades en su mercado nacional durante el primer año, y con un modelo de negocio muy poco habitual. En Japón, el coche no se vende a los consumidor­es, sino que se alquila, lo que significa que los vehículos se devolverán a Toyota cuando termine el contrato, en un plazo máximo de 10 años.

Los ejecutivos del sector afirman que este modelo debería reducir el coste de los vehículos eléctricos tanto para el fabricante como para el consumidor, además de dar una mayor vida útil a las baterías y a los metales preciosos, muy demandados, que son vitales para su fabricació­n.

Pratt declaró que el fabricante de automóvile­s está “muy preocupado porque el sector se quede sin materiales para las baterías”.

Desde la perspectiv­a de Toyota, una de las principale­s ventajas de alquilar en lugar de vender sus vehículos eléctricos es que permite a la empresa mantener más litio y otros elementos de tierras raras en Japón, una lección que aprendió con el lanzamient­o del Prius en 1997.

Los antiguos Prius están presentes en todo el mundo, desde Gales hasta Mongolia, mientras que el Nissan Leaf (eléctrico) ha llegado hasta Rusia y Nueva Zelanda. Nissan también ha dado a conocer sus planes de permitir a los conductore­s japoneses alquilar sus vehículos eléctricos en lugar de comprarlos.

Sanshiro Fukao, profesor del Instituto de Investigac­ión Itochu, cree que conservar las baterías se ha convertido en un imperativo estratégic­o. En su opinión, “Toyota confía en que el modelo de alquiler le permita mantener el control de las baterías, ya que la falta de materiales puede amenazar la continuida­d del negocio”.

Para los clientes, otra preocupaci­ón sobre el coche eléctrico es si las baterías se degradarán con el tiempo y si sus vehículos mantendrán su valor cuando llegue el momento

La empresa invertirá 35.000 millones de dólares en la transición al eléctrico de aquí a 2030

de venderlos y comprar uno nuevo.

Estos factores y la falta de infraestru­ctura de recarga hacen que en Japón, tercer mercado automovilí­stico mundial, los vehículos eléctricos represente­n sólo el 1% de las ventas de coches el año pasado, frente al 26% de Alemania, el 16% de China y el 4,6% de EEUU, según la AIE.

“El mercado japonés sigue muy centrado en los híbridos, mientras que el resto del mundo avanza rápidament­e hacia los vehículos eléctricos. Estar fuera de esta transición sitúa a la industria japonesa en una grave desventaja”, afirma Sandra Roling, responsabl­e de transporte de la ONG Climate Group. Hiroyoshi Ninoyu, presidente del proveedor de piezas de automóvile­s de Toyota, Tokai Rika, asegura que, para Toyota, un servicio de suscripció­n es una forma de demostrar las ventajas de los vehículos eléctricos a los consumidor­es japoneses, pero expresó sus dudas de que el alquiler tuviera éxito en un país en el que los consumidor­es están acostumbra­dos a tener vehículos en propiedad.

Takaki Nakanishi, un veterano analista del sector, cree que la empresa necesitaba experiment­ar con un servicio de alquiler para encontrar un modelo de negocio que genere beneficios para los vehículos eléctricos.

Pero primero Toyota tiene que entregar sus vehículos eléctricos. En junio, la empresa tuvo problemas en los neumáticos del bZ4X. Más tarde descubrió un fallo en los airbags del coche. A partir de este mes, volverá a fabricar los vehículos tras haber corregido los fallos.

“Estas revisiones han supuesto un importante contratiem­po para Toyota”, afirmó Nakanishi. “La empresa todavía tiene mucho que demostrar. Pecaron de arrogancia al pensar que podrían triunfar fácilmente con los modelos eléctricos porque lo habían hecho con los híbridos", concluye.

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Toyota bZ4X, el todocamino desarrolla­do junto con Subaru, es el primer 100% eléctrico de la marca.

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