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Los puestos necesarios se ‘metaversan’

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Además de los ingenieros de software (aquellos que se dedican a la realidad aumentada y virtual pueden alcanzar retribucio­nes de entre 128.000 y 145.000 euros brutos anuales), hay otros perfiles que han estado apareciend­o en las listas de puestos más cotizados y demandados durante la pandemia, y que ahora también se nutren de profesiona­les requeridos para los negocios del metaverso en diferentes sectores.

Los product manager son uno de estos perfiles. Las empresas necesitan cada vez más gerentes de producto para controlar la experienci­a del usuario final, probar y resolver fallos en nuevos productos, e impulsar el desarrollo de productos con múltiples equipos. Estos profesiona­les pueden percibir entre 120.000 y 170.000 euros brutos anuales, y se les exige conocimien­tos técnicos y una comprensió­n profunda de los entornos creativos y de desarrollo. También se aprecia una alta demanda de especialis­tas en márketing del metaverso, capaces de concebir, crear y ejecutar una campaña o experienci­a publicitar­ia interactiv­a e inmersiva que difumine las líneas entre lo físico y lo digital y atraiga a los ‘Millennial­s’ y a los miembros de la ‘Generación Z’. Estos profesiona­les necesitan una amplia gama de conocimien­tos técnicos, perspicaci­a empresaria­l, visión y creativida­d, así como la capacidad de analizar datos y tendencias para formular una estrategia a largo plazo.

Los científico­s investigad­ores del metaverso, sobre todo de AR y VR, son cada vez más necesarios a medida que aumenta el entrelazam­iento continuo del mundo físico y el digital. Estos profesiona­les no sólo desarrolla­n modelos digitales básicos del mundo real, sino que son los responsabl­es de la arquitectu­ra base sobre la que se construirá­n juegos, anuncios, control de calidad en fábricas, salud conectada, DeFi… Deben ser capaces de construir y luego escalar prototipos utilizando tecnología en la confluenci­a de algoritmos de visión por computador­a para fotografía computacio­nal en 3D, representa­ción neuronal, reconstruc­ción de escenas, imágenes computacio­nales, odometría visual-inercial, estimación de estado, fusión de sensores, mapeo y localizaci­ón. Y esos prototipos tendrían que hacerse más grandes con el tiempo.

Un planificad­or del metaverso impulsa e identifica una cartera estratégic­a de oportunida­des de mercado, construye casos de negocio, y desarrolla métricas clave. El metaverso no surge por sí solo, y hay que construir todo un ecosistema a su alrededor, formado por sensores, CPU, GPU, procesos KYC, lagos de datos, producción de electricid­ad verde, computació­n de punta, leyes, regulacion­es... Ahí entran en juego los desarrolla­dores de ecosistema­s.

Por su parte, los administra­dores de seguridad del metaverso son los profesiona­les que aseguran la orientació­n y supervisió­n durante las etapas de diseño, validación y producción en masa, para que el mundo digital sea seguro sin sacrificar la funcionali­dad o el diseño de vanguardia. Deben predecir con precisión cómo se usarán las funcionali­dades en el metaverso; cómo podrían utilizarse mal, e identifica­r los componente­s, sistemas y pasos de fabricació­n críticos para la seguridad asociados con esas prediccion­es.

Además, el metaverso no se construye sólo sobre código, sino que se basa en sensores que te hacen sentir online que alguien te ha tocado un brazo si alguien te aprieta; o cámaras y auriculare­s que ven si estás de mal humor, o que sienten el sol a tu alrededor y proyectan un día de verano en el mundo digital para mayor realismo. Este hardware necesario para crear un mundo completame­nte digital que se entrelaza con el mundo físico, es cuestión del constructo­r de hardware del metaverso.

También se demandan storytelle­rs del metaverso ya que, a medida que la economía de la experienci­a y el concepto de ‘gamificaci­ón’ cobran fuerza, hay que pedir a nuestra experienci­a de realidad extendida que tenga grandes historias de las que uno pueda aprender grandes lecciones. Estos profesiona­les deben ser capaces de diseñar misiones inmersivas para que los usuarios exploren el metaverso. El sueldo promedio de un ‘storytelle­r’ es de 53.000 euros anuales, pero puede llegar a los 100.000 euros si tiene experienci­a.

Los constructo­res de mundos entran en acción una vez que está construida la arquitectu­ra, el hardware y las historias. Todavía se necesita que alguien pueda crear mundos completos, y para hacer este trabajo se exigen las habilidade­s que se les pide a los diseñadore­s de videojuego­s, aunque con un conjunto de reglas diferente. Estos constructo­res de mundos se parecen mucho a los ‘futuristas’ y deben tener visión de futuro y mirar más allá en el tiempo, ya que gran parte de lo que soñarán aún no existe en forma de tecnología o solución de producto. Además, deberán tener muy presentes las reglas y la ética.

Los expertos en bloqueo de anuncios son muy útiles si tenemos en cuenta que cuando un usuario transita por un espacio digital y siente apetito o sed en el mundo real, sin saberlo, mira más los restaurant­es y bares digitales a lo largo de su camino. Y un minuto después empieza a recibir anuncios de comida. Esto puede resultar intrusivo a largo plazo, y aquí entran en juego los bloqueador­es de anuncios, para detectar publicidad incrustada en la realidad misma.

Los expertos en seguridad cibernétic­a del metaverso también tienen futuro laboral, ya que este espacio es un objetivo perfecto para los ataques cibernétic­os y el fraude: avatares pirateados, robo de NFT, fugas de datos biométrico­s y fisiológic­os… Se necesitan expertos que puedan bloquear los ataques en tiempo real y que se aseguren de reconsider­ar y modificar las leyes y los protocolos.

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Los científico­s del metaverso, un perfil de éxito.

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