Las redes sociales no son lugares para hacer amigos

Las redes sociales no siempre sirven para hacer amigos. A veces, de hecho, destrozan relaciones. Así ocurrió con Kevin Systrom y Jack Dorsey, los fundadores de Instagram y Twitter, respectivamente. Ambos se conocieron en Odeo, la empresa creada por Ev Williams y Noah Glass y que precedió al portal que ahora va a comprar Elon Musk. Ambos conectaron a nivel personal por su afición a la fotografía y al café caro, e incluso mantuvieron el contacto cuando Systrom fichó por Google para acceder a un mejor puesto de trabajo. En el momento que Systrom decidió emprender su propia aventura con el lanzamiento de Burbn, que posteriormente se acabaría convirtiendo en Instagram, acudió a Dorsey para que le aconsejara, y éste incluso invirtió 25.000 dólares en la empresa. Una vez Instagram y Twitter se asentaron, los vínculos entre ambos directivos se plasmaron en los negocios, ya que el portal de las fotografías con filtros permitía compartir fotos en Twitter en una época en la que este último prohibía subir instantáneas de manera directa. Por su parte, Instagram aumentó su base

de usuarios rápidamente gracias a una función que facilitaba la búsqueda de perfiles de Twitter en la aplicación.

Dado su exponencial crecimiento, ambas redes sociales se convirtieron en serios oponentes para Facebook, que tras años de absoluto dominio veía amenazada su hegemonía. ¿Y si Dorsey y Systrom se unían para derrocar a Zuckerberg? La propuesta estuvo sobre la mesa. Al menos, por parte del fundador de Twitter, pero Systrom le dijo que quería lograr que Instagram fuera demasiado cara para ser vendida. Nada más lejos de la realidad. Un buen día de abril de 2012 Dorsey descubrió que Facebook había comprado Instagram por 715 millones de dólares. La adquisición le pilló por sorpresa ya que no se había percatado de la buena relación que en ese momento también tenían Zuckerberg y Systrom. El CEO de Facebook invitó en una ocasión a su futuro socio a una fiesta para ver un capítulo de Juego de Tronos y cenaron varias veces juntos. “Nunca parecieron negociaciones porque queríamos trabajar juntos”, desveló Zuckerberg después. Tras esto, de la noche a la mañana, el vínculo entre ambas redes sociales se rompió por completo. Twitter dejó de facilitar la búsqueda de amigos con perfiles en Instagram y Dorsey dejó de utilizar la red social durante años. Su última publicación fue una fotografía de un autobús de San Francisco vacío el día que se anunció la operación. En diciembre de ese mismo año, las fotos de Instagram compartidas en Twitter perdieron la visualización previa. En el tuit únicamente aparecía un enlace. Según el libro No Filter: The Inside Story of Instagram, a Dorsey le dolió que Systrom ni siquiera le llamara para comentarle la venta a Facebook. Pero en muchos casos, no hay herida que el tiempo no logre curar, y en 2020 Systrom, que había estado bastante inactivo en Twitter, volvió a publicar contenido en su perfil, algo que no pasó desapercibido para Dorsey. “¡Bienvenido de nuevo!”, le respondió.