Alerta en la City: los laboristas planean eliminar el ‘carry’
REINO UNIDO/ La propuesta de gravar en el IRPF británico los ingresos para los gestores del capital riesgo pone en alerta al sector. En España la figura se aplica desde el año pasado.
Los laboristas afirman que no quieren subir los impuestos si ganan las próximas elecciones en Reino Unido, previstas para el próximo otoño. Pero los anuncios van por otros derroteros. Por ejemplo, se implantará un IVA del 20% a las escuelas privadas, hasta ahora, exentas; se eliminará completamente la figura del nondom (extranjeros no domiciliados), cuyas ventajas fiscales los tories han reducido a la mínima expresión, y se igualarán con las rentas del trabajo income tax) los ingresos obtenidos por los ejecutivos del capital riesgo cuando se venden activos, conocidos como el carried interest o carry.
La presión para subir impuestos es enorme. Ayer mismo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendó al Gobierno británico que no baje impuestos (los conservadores quieren reducir el de la Seguridad Social) y que se planteen subirlos en 30.000 millones de libras (35.000 millones de euros) para tapar agujeros.
En la City ya se han levantado las señales de alarma por el carry y algunos bufetes han advertido de que el efecto para su sector podría ser peor incluso que el del Brexit. Con carácter general, el cambio implicaría pasar de tributar a un 28% a hacerlo al tipo general, que es del 45% a partir de las 125.410 libras, aunque en Escocia es el 48%.
Se produce la paradoja de que la jurisdicción que inventó y exportó –junto con EEUU– esta figura en los 80 es la que podría eliminarla, mientras que en Europa es algo relativamente reciente y en países como España comienza a aplicarse ahora.
Los carried interest surgieron como una forma de remunerar a los directivos de las sociedades gestoras y de los fondos, en tanto que esos profesionales participaban en los beneficios obtenidos, tras la desinversión que se repartían entre los gestores.
Dado que el ciclo de un fondo puede ser de cinco años (por ejemplo), los ingresos por los beneficios obtenidos cuando se liquida se declaran en un mismo ejercicio –no se distribuyen en varios años–. Ello perjudica al receptor porque es muy probable que, si se declaran como rentas del trabajo, entren en el marginal con el tipo más elevado.
El despacho Macfarlanes calculó que en el ejercicio 2020-2021 un total de 255 ejecutivos del private equity ingresaron 2.700 millones de libras (3.160 millones de euros). El cambio laborista implicaría recaudar 440 millones de libras más al año (515 millones de euros), pero la cifra no tiene en cuenta el posible efecto de deslocalización.
España es uno de los países que más tarde ha incorporado el carried interest y el cambio se produjo tras una petición urgente por parte del capital riesgo. La ley 28/2022 de fomento del ecosistema de empresas emergentes modificó la su vez la ley del IRPF en lo * referente a la remuneración de los gestores de capital riesgo y venture capital, con efectos a partir de 2023.
La legislación española hace referencia a los “rendimientos del trabajo obtenidos por la gestión de fondos vinculados al emprendimiento, a la innovación y al desarrollo de la actividad económica”, lo que en la jerga del sector se llama carried interest.
La tributación por el ‘carried interest’ pasaría del 28% al 45% en Inglaterra y al 48%, en Escocia
Unos 255 ejecutivos se beneficiaron en Reino Unido en 2021 al cobrar 3.160 millones de euros
Pago real del 25%
El tratamiento fiscal en España privilegia este tipo de ingresos, con el objetivo de no perder competitividad respecto de otros países del continente. Aunque entra en el IRPF, se reconoce una bonificación del 50%, de manera que el tipo real se sitúa en el 23%-25%, aunque existen variaciones según CCAA. En Francia, Italia y Alemania está entre el 26% y el 34%, y en EEUU, en el 20%, si bien Biden y Trump han propuesto cambios en sentidos opuestos.
En España hay requisitos, como no invertir a través de un paraíso fiscal, mantener los derechos económicos que conceden el carry un mínimo de cinco años y que los inversores finales hayan obtenido una rentabilidad mínima, explica David López Pombo, socio de Uría Menéndez.
En España, la figura existe desde el año pasado y se bonifica al 50% cumpliendo ciertas condiciones