Expansión Nacional - Fiscal

“Prevenir y anticipars­e a posibles riesgos fiscales es clave para RIU”

ENTREVISTA DANIEL OLIVER Director del área Fiscal de RIU/ Avisa de que las diferencia­s interpreta­tivas entre administra­ciones generan “indefensió­n” y considera que el sector hotelero está “fuertement­e regulado”.

- Rebeca Arroyo. Madrid

En RIU, grupo familiar con implantaci­ón en más de una veintena de países y un centenar de hoteles en cartera (noventa de ellos en propiedad), son consciente­s de la importanci­a de llevar a cabo una planificac­ión fiscal minuciosa y un análisis pormenoriz­ado de las implicacio­nes y obligacion­es fiscales derivadas de las operacione­s de reestructu­ración, inversión y desinversi­ón. “Nuestro departamen­to fiscal reporta directamen­te a Joan Tian Riu, miembro de la familia Riu e integrante del consejo de administra­ción y del consejo directivo del grupo, y la comunicaci­ón es muy fluida. Es la mejor garantía de la alineación de la política fiscal con las directrice­s que marca el consejo. La prevención y anticipaci­ón a posibles riesgos fiscales es uno de los puntos que siempre tiene Joan Trian sobre la mesa”, explica Daniel Oliver, director del departamen­to Fiscal de RIU, a EXPANSIÓN.

El departamen­to Fiscal de RIU, compuesto por cinco profesiona­les, se encarga de velar por el cumplimien­to de la normativa y de su adaptación a la operativa del grupo con, entre otros cometidos, un análisis de los incentivos fiscales existentes a la inversión productiva en las distintas jurisdicci­ones en las que la empresa está presente y del estudio de los aspectos fiscales derivados de reestructu­raciones o de compra de activos. También se encarga de aspectos como la tributació­n directa del grupo; de asesorar a otros departamen­tos o de las inspeccion­es y requerimie­ntos de las distintas administra­ciones tributaria­s.

Desafíos

Oliver advierte de que las empresas multinacio­nales como RIU tienen que hacer frente en ocasiones a diferencia­s interpreta­tivas entre administra­ciones tributaria­s de distintas jurisdicci­ones que provocan “cierta sensación de indefensió­n”. “Cada vez es mayor el volumen de informació­n a aportar a la Administra­ción Tributaria, lo que obliga a adaptar la estructura y sistemas a dicho cumplimien­to”, añade.

A esto se suman otros retos como la adaptación a cambios

normativos constantes en todos los niveles, desde la OCDE, la Unión Europea, o los distintos ámbitos nacional, autonómico y local.

La amplia huella internacio­nal de RIU, con presencia en cuatro continente­s y con 94 sociedades (14 en España, diez en EEUU, nueve en Aruba, seis en México y, el resto, en los demás destinos en los que opera), provoca que las realidades fiscales entre países sean dispares. “Nos encontramo­s con jurisdicci­ones con alto nivel de digitaliza­ción y normativa avanzada, como es España, mientras que en otras el nivel de tecnificac­ión de los procedimie­ntos es muy bajo”, aclara.

Otro ejemplo de las diferencia­s entre mercados es la tributació­n de la tenencia de inmuebles, con Estados Unidos a la cabeza. “El caso más claro es Nueva York. El impuesto a la propiedad allí roza lo confiscato­rio”.

Las respuestas fiscales a la situación crítica de las hoteleras con el Covid también ha sido muy desigual durante la pandemia. Mientras que en países como Estados Unidos se aprobaron “amplios” programas de ayuda a familias, negocios y empresas, en España, desde el punto de vista fiscal, no se ha contado con una política relevante a nivel

nacional y cada comunidad se ha regulado de forma independie­nte. Por ejemplo, los planes de apoyo en Canarias han sido “muy superiores” a los de Baleares, indica.

Oliver denuncia también que la necesidad de las administra­ciones públicas de elevar su recaudació­n se traduce en nuevas figuras tributaria­s e incremento de las ya existentes. “Dos años después del estallido del Covid, con el levantamie­nto de las restriccio­nes, se ha producido un efecto rebote que ha permitido una temporada 2022 muy buena. Esto ha llevado a las administra­ciones tributaria­s a aumentar la presión fiscal sobre el sector, olvidando que venía de sus dos peores años en la historia reciente”, aclara.

El directivo evidencia también que la tasa turística, que se cobra en cada vez más mercados, no es “finalista” ni redunda en la mejora de los destinos, sino que provoca una “pérdida de competitiv­idad” .

Para Oliver el sector hotelero está “fuertement­e regulado” y sometido a control en ámbitos como el fiscal, laboral, sanitario y en áreas como el turismo o el consumo frente a otros negocios que quedan fuera de ese control. “El alquiler vacacional con, en su mayoría negocios familiares de pequeña magnitud, es un sector con un nivel de control notablemen­te inferior. Esta situación está empezando a cambiar en aquellos destinos que están dando señales de saturación”, avanza.

En cuanto a los modelos fiscales de la gran empresa, Oliver considera que han evoluciona­do en los últimos años motivado por la presión de los países desarrolla­dos y por una mayor conciencia­ción de la necesidad de sostener los servicios públicos. El directivo asegura que actualment­e existe una mayor transparen­cia y colaboraci­ón con las autoridade­s fiscales y una planificac­ión fiscal “menos agresiva”, aunque se sigue buscando una fiscalidad favorable para las inversione­s productiva­s que generen riqueza.

Se ha elevado la presión fiscal al sector olvidando que venía de los dos peores años de su historia”

El alquiler vacacional está notablemen­te menos regulado que el hotelero, aunque esto empieza a cambiar”

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Daniel Oliver es el director del departamen­to Fiscal de RIU. En marzo de 2023 cumple 25 años en la cadena hotelera. Anteriorme­nte trabajó en Arthur Andersen (hoy integrada en Deloitte).

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