EN MARCHA
Ya desde los primeros metros sientes que se ha trabajado a fondo para conseguir una moto para el carné A2 con mayúsculas. El tacto de frenos, embrague y cambio es de calidad suprema, aunque el recorrido de la palanca del pie izquierdo es un poco largo y la inserción de las dos primeras marchas es un tanto ruidosa. El motor sube de vueltas con alegría, sin dejar de mostrarse sólido en medios y bajos. En la primera apertura de gas a bajas vueltas en marchas cortas es ahora perfecto, frente a un efecto más irregular que mostraba en la primera generación.
EN CIUDAD
El amplio giro del manillar facilita las maniobras urbanas. Además, llegas con facilitad al suelo con ambos pies. Tu postura no es excesivamente erguida y la anchura/ altura del manillar más el mullido del asiento hacen que el tiempo pase sin cansancio. Los retrovisores no dejan ver mucho más allá de tus codos.
EN CARRETERA
Su motor es un dechado de virtudes en tu favor. A 6.000 rpm en sexta ya ruedas a 130 km/h y hasta 140 km/h no hace falta que cambies la postura de conducción para enfrentarte al choque del viento. Entonces todavía dispones de empuje para seguir escalando hasta el punto de potencia máxima situado a 8.500 rpm, mientras que llegar al corte de encendido a 10.000 ya es más laborioso y requiere jugar mucho con el cambio, sin sentido. Sin embargo, no decae la potencia bruscamente desde esas 8.500 rpm, y las vibraciones son nulas.