ASÍ LA VEMOS
El diseño de la óptica frontal, de las aletas a modo de refrigeración del faro, el acabado en bronce de la tapa de cárter, culatas, horquilla o llanta, o el depósito largo y muy esculpido, completan un conjunto que rezuma exclusividad. Tan solo el diseño del faro trasero se ha quedado huérfano de unas líneas más particulares respecto a la competencia.
No hay atisbo de brusquedad a la hora de abrir- cerrar-abrir a ningún régimen de giro del motor, todo lo cual constituye un plus para los que se decantan por la versión 35 kW como primera moto grande. El embrague antibloqueo es otra de sus "redes de seguridad", muy adecuada por su inclinación a rodar alta de vueltas, lo que te sugiere sensaciones realmente adictivas. En territorio legal, en sexta a 5.000 rpm ruedas a 100 km/h; súbela de régimen 1.500 rpm y alcanzas los 140 km/h.
La posición de conducción que dibuja una ergonomía muy cómoda en ciudad hace que, ya en entorno de curvas, al estar un poco más adelantada respecto a la CB 650 F su "otro yo" deportivo surja de forma instantánea. Es fácil dibujar una postura "streetfighter", que en este caso sería "roadfighter", invitándote a llevarla jugando con la presión sobre su nuevo manillar, plano y ancho, y beneficiándote de una ligereza y precisión encomiables. No roza con las estriberas en el suelo a menos que lo busques de forma extrema apurando el fantástico agarre de sus Metzeler RoadTec. Un detalle muy Honda es la iluminación permanente en marcha de los intermitentes, lo que identifica de inmediato a los modelos de la marca para el resto de usuarios de la vía.
CON PASAJERO
Se encuentra encaramado como en una auténtica deportiva, aunque cuenta con asas propias. La cincha está de adorno.
Ligereza y precisión son encomiables. Te sugiere sensaciones adictivas