Los frenos son potentes en su justa medida, con tacto y progresividad notables
Es muy placentera rodando entorno a los 100 km/h cómodamente asentado en su amplio espacio y con la protección de su pantalla más elevada que en la X. Entre 5.000 y 6.000 rpm, punto este último donde alcanza su dato de par máximo, te obsequia con un plus de empuje que sorprende para su definición GT. Como deja opción de posicionarte como tú desees, en maniobras lentas en ciudad te sugiere una posición más "activa", respondiendo en estas condiciones de forma natural a pesar de sus dimensiones, más notables a la vista desde fuera que una vez en marcha. El radio de giro del manillar es correcto, al igual que la visión de los retrovisores. Otro detalle a destacar son sus frenos, potentes en su justa medida pero, sobre todo, de tacto y progresividad encomiables. El equipo de cuatro pistones frontales con pinza en disposición radial Bybre, en combinación con la trasera de simple pistón de la misma marca (filial india de la italiana Brembo) hacen un excelente trabajo a cualquier velocidad. Su ABS está firmado por Continental.
Una vez llegado al destino, levantarla en su caballete central es fácil y no requiere excesivo esfuerzo. En cambio, desplegar la pata de cabra requiere acostumbrarse, ya que se encuentra un tanto escondida para el pie izquierdo. Echamos de menos una toma USB de serie, así como un freno de estacionamiento.
CON PASAJERO
Sus asas son más grandes que en el C 400 X. El espacio reservado para este fin es generoso, añadiendo plataformas independientes del piloto para más comodidad.