ASÍ LA VEMOS
La ergonomía es muy deportiva. Nada más girar la llave, la pantalla TFT te recibe con un festival de luces más propio de la aviónica. Pulsas el contacto y ya aprecias la ferocidad de su motor V4 de 217 CV. Metes primera y la caja de cambios presenta un funcionamiento exquisito, suave, con un maneta del embrague que solo usarás para meter primera desde parado gracias a la caja de cambios electrónica.
Para quien tenga algo experiencia en circuito, no será una moto difícil de llevar, ya que el motor responde a bajas revoluciones y la puesta a punto de las suspensiones hará que nos divirtamos sin tener que buscar el límite en cada ápice. Para todos los demás, el APRC permite configurar parámetros como el control de tracción o el "anti wheelie" en niveles elevados para evitar sustos. El sistema de frenos destaca por su potencia y progresividad, permitiendo deceleraciones de Gran Premio, así como frenadas de carácter más suave. Aquí, cabe destacar el uso de la toma de aire que refrigera las pinzas del eje delantero.
Haciendo trabajar al motor entre las 8.000 y las 13.200 rpm, acompañadas de los testigos LED para cambiar, es donde se nota la naturaleza competitiva de este motor, que en ningún momento da la sensación de desfallecer. La caja de cambios eléctrónica presenta un buen funcionamiento, facilitando la labor de subir y bajar marchas gracias a que no es necesario utilizar el embrague, ni cortar en el caso de subir marchas. Como único pero, la caja de cambios electrónica es tan sensible que no reconocerá un cambio de marcha si nuestra bota está en contacto con la palanca de cambios al subir de engranaje.
El freno motor está en su justa medida y ayuda aún más a frenar. A altas velocidades, se aprecia el enorme trabajo aerodinámico, con unas turbulencias mínimas gracias al diseño de su cúpula y por la adición de las aletas.
Entre 8.000 y 13.200 rpm notas la naturaleza competitiva de un motor que nunca desfallece