ASÍ LA VEMOS
Conocí la MITT PK 125 Max previamente en la presentación de gama que Jets Marivent organizó en el circuito de karts de Fuensalida ( Toledo). Allí la moto me sorprendió. Me pareció estéticamente simpática y probándola en la revirada pista de karts me gustó su comportamiento. Tenía desde entonces ganas de probarla más en profundidad, en un ambiente más real que la pista de karts.
Resulta efectivamente original y diferente. No es especialmente grande y se nota bastante ligera. Se declaran para ella 135 kilos en seco, lo cual es bastante ligero para una moto así. La altura de asiento es de 780 mm y no es muy ancha, llegándose bien al suelo. Eso sí, cuando te subes el asiento te atrapa y te quedas un poco encajonado en el sitio. Aún así, no es incómoda. La posición de conducción es agradable. El tacto de mandos también.
Es una naked, pero con un puntito de posición sport, con las manos algo adelantadas y los pies un poco atrasados. Ese manillar es ancho, además, lo que le da a la moto un comportamiento “monster”, con mucho brazo de palanca, buen chasis y, por tanto, sensación de control, pero con cuidado, ya que la anchura del manillar puede llevarte a hacer demasiada fuerza y que la moto te pegue un cabezazo si fuerzas.
No obstante, no es fácil que ocurra. Se muestra intuitiva de dirección y se lleva sin problemas por su sitio. En curvas transmite bien el agarre disponible y recuerdo en la pista de karts haber tumbado bastante más que en la calle (como es normal) sin ningún miedo, lo que le da un comportamiento divertido. Ayuda mucho a ello unas suspensiones que trabajan bien sin resultar incómodas. Y unos frenos potentes que en seco permiten dosificarse bien, a pesar del obligatorio sistema de frenos combinados.
Esa sensación de marchas altas más bien largas que ofrece también recuerda a la forma en que andaban las Monster de generaciones anteriores.
CON PASAJERO
Por dimensiones y concepto, no es una moto muy adecuada para utilizar a dúo con asiduidad. Este irá muy elevado y restará al piloto gran parte de la razón por la que ha optado por este modelo: diversión asegurada gracias a su agilidad.