EN MARCHA
La estrechez de la parte frontal de un asiento situado a solo 810 mm del suelo hace que tengas que ser muy bajito para no llegar con ambos pies al suelo sin problemas.
EN CIUDAD
El funcionamiento en todos sus órdenes es de extrema suavidad, una sensación Premium solo al alcance de modelos de mucho más calibre. El tacto del embrague hace que puedas accionarlo con un solo dedo, y la respuesta del motor o la actuación de la caja de cambios es pura facilidad. Rodar a 50 km/h en tramos urbanos es delicioso.
EN CARRETERA
Si llegas a su entorno preferido, el de carreteras con curvas, muy tozudo debes ser para concluir que no hacen falta más de 100 CV para disfrutar como un niño. La secuencia continua de acercarte a una sección revirada con el motor chillando en cinco dígitos y reteniendo con el control de embrague antibloqueo, apuntar con la vista el punto de entrada, frenar exactamente en la medida que necesitas hasta justo antes de meter el carenado apuntando al ápice, sentir cómo te ayuda en la inclinación sabiendo cuál es la trazada precisa e invitarte al final a desbocarse una vez vislumbrada la salida, pasa en la realidad a mucha velocidad, mientras que en tu mente lo procesas como a cámara lenta. Así saboreas cada grano del asfalto que pasa por debajo de sus neumáticos y te permite ser consciente de cada oscilación de las suspensiones y de la aparición de cada CV en una orgía constante de sensaciones sport. Y todo a tu alcance, sin precisar un máster en conducción MotoGP. Todo ello con unas cotas de geometría nada radicales, pero de resultado mágico. 25,5º de lanzamiento, 101 mm de avance y una distancia entre ejes 1.450 mm no restan agilidad ni estabilidad, sino que suman. La estirada de rpm es memorable jugando con un "quickshifter" opcional de accionamiento perfecto y el indicador de cambio de marcha programable, aunque con dígitos demasiado pequeños.