LA VIAL AUTONOMÍA Y EL AUTO NO MÍO
La permanente evolución de la economía, la cultura y los avances de la técnica, como es natural, influyen en la calidad de vida, en la elección entre diversas formas de transporte personal, en continua oferta de novedades.
En el título de esta "carta al lector" utilizo un curioso juego de palabras basado en dos realidades en pleno desarrollo: los vehículos autónomos – con funcionamiento seguro sin nuestra colaboración en el pilotaje– y la creciente oferta de alternativas de traslado –normalmente contratadas a través del teléfono móvil– por alquiler de uso ocasional con libre aparcamiento donde nos interese y siempre bajo control de su empresa gestora; los servicios de taxis y de alquiler con conductor, de atención inmediata o concertada con antelación; el transporte compartido con un vecino; además de motos, bicicletas y patinetes, normalmente con motor eléctrico.
Estas soluciones de transporte personal se están imponiendo en las grandes capitales y se van extendiendo cada vez a más ciudades.
Pero todavía quedan muchas generaciones con enamorados de su vehículo propio, cuidado con deleite y disfrutado con orgullo. El progreso parece no compartir estos sentimientos de personal satisfacción, sin embargo, yo prefiero pensar en un eterno mantenimiento de la idea de mi coche, mi moto, mi bici.
Simplemente el hecho de poder elegir entre la extensa oferta de vehículos invita a un emocionante estudio. Ese es, quizás, el porqué más interesante de la existencia de revistas del Motor y de libros orientativos para tomar decisiones. Obras como "Qué coche comprar –y cuál no–" del simpático dominador del tema Curro San Miguel.
Por mi parte, cómo no, he hecho algún intento poético dedicado al vehículo propio.