EN MARCHA
Aunque sea una moto deportiva, en líneas generales es una moto cómoda que no pasa factura hasta que llevamos muchos kilómetros encima. El asiento del conductor es menos duro de lo que parece – el del pasajero sí- y es adecuada para multitud de tallas. Con mi 1,78 m me sentaba como un guante y tocaba perfectamente con ambos pies, pero había espacio para más estatura.
EN CIUDAD
Sin ser su hábitat natural por los semimanillares, el tacto del embrague – perfecto- y del cambio – recorrido largo pero de funcionamiento impecable- permiten casi hasta disfrutar de los atascos. El motor responde desde abajo sin titubeos, y solo tendrás problemas con los espejos, perfectamente ineficaces. Mientras sean distancias cortas, las muñecas no se resentirán.
EN CARRETERA
El sitio adecuado para disfrutar de esta moto, cuantas más curvas, mejor. El motor se muestra capaz en toda su gama de revoluciones, y es suficiente como para perder todos los puntos. La parte ciclo está a la altura en los rápidos curvones y en los garrotes más retorcidos, siendo frecuente la sensación de que la moto podría haber entrado –y salido- más rápido en la curva anterior. Eso sí, a partir de 120 km/ h comienza una lucha contra el viento que nunca podrás ganar a menos que te acoples con el depósito, pues la protección de la cúpula no da para mucho.