EN MARCHA
El asiento de 787 mm rebaja en 20 mm el presente en la SR. Esto hace que la posición sea mucho más agradable. Te sientes un mismo conjunto con la moto, quedando integrado en ella y no colgado ahí arriba, lo que ofrece mucha confianza a pilotos con poca experiencia.
EN CIUDAD
El formidable motor y la posición de conducción, unido a una dirección muy neutra (la gran palanca del manillar facilita los cambios de dirección), la convierten en muy válida en este terreno. La primera apertura del acelerador resulta suave, lo que permite circular totalmente relajado en ciudad.
EN CARRETERA
Una vez en acción, las prestaciones de la Zero SR/F son absolutamente intoxicantes. Estoy familiarizado con el pilotaje de las Zero desde la primera que probé en 2012 y su aceleración musculosa. Pero esta moto va mucho más allá. Es obvio que el nuevo motor tiene su protagonismo, pero lo que resulta más relevante es la fluidez de su inmensa entrega de par desde que empiezas a abrir mínimamente el puño derecho. Frente a un modelo como la Ducati Monster 1200, la Zero es más fácil de llevar por la simple razón de que siempre están en la marcha adecuada y no necesitas trabajar con tu mano izquierda. Además, sus modos de respuesta de motor están muy bien diseñados. Dispone de alternativas ECO y Rain, pero francamente no los utilicé. En modo Street la respuesta del acelerador es rápida, pero no abrupta, mientras que en Sport hace honor a su nombre. En zonas reviradas se siente a sus anchas. Los frenos son fabulosos y ofrecen mucho tacto.