Formula Moto

PUNTAPUNTA 2019

LA SEXTA EDICIÓN DE PUNTAPUNTA HA VUELTO A ATRAVESAR LA PENÍNSULA DE UN EXTREMO A OTRO CON EL MISMO ESPÍRITU MOTERO DE SUS ORÍGENES. NO ES UNA TRADICIÓN MILENARIA EN EL TIEMPO, PERO SÍ EN PARTICIPAN­TES Y EN EMOCIONES.

- RAMÓN LÓPEZ

No hay otro evento en España ni en Europa que congregue tal cantidad y calidad de ruteros como el PuntApunta. Desde 2014, amantes de las dos ruedas se reúnen en un extremo de la Península Ibérica para compartir kilómetros y experienci­as en un recorrido hacia el extremo opuesto. Se sigue una ruta diseñada para descubrir carreteras, parajes y pueblos que, de otro modo, jamás tendrías la oportunida­d de conocer. La excusa es simple: hermanar mares opuestos, en esta ocasión recogiendo agua del Cantábrico para arrojarla en el Mediterrán­eo. Pero detrás de este objetivo, te garantizo que hay todo un universo motero. Con "roadbook" en mano, maletas cargadas de ilusión y ganas de compartir vivencias con el resto de participan­tes, esta edición 2019 es la que ha congregado el mayor número de peregrinos del asfalto de las convocadas hasta la fecha. No porque la participac­ión de motos haya sido superior, ya que están limitadas entorno a 750 (en la primera convocator­ia se reunieron 200 motos), sino porque en esta ocasión han participad­o más acompañant­es en el asiento trasero que nunca, a lo que hay que sumar los 21 miembros de la organizaci­ón más el apoyo técnico de firmas colaborado­ras que miman cada aspecto de un evento de tamaña magnitud (neumáticos Metzeler, componente­s Touratech, transporte­s Almarza&Go o Viajes Pangea), la delegación de la marca que da soporte al evento (BMW Motorrad

España) y un selecto grupo de periodista­s que dan cobertura al movimiento de motociclet­as más masivo y prestigios­o de nuestro continente. En total, una edición milenaria.

En esta ocasión, la ruta dirigió a los participan­tes desde la Torre de Hércules en La Coruña al Puerto de Castellón, con paradas intermedia­s en las ciudades de Palencia y Zaragoza. Tres jornadas de alrededor de 500 km cada una peregrinan­do por los rincones más excepciona­les de Galicia, Castilla-León, Aragón y la Comunidad Valenciana, y en los que, una vez más, no se ha tenido que lamentar ninguna víctima de extrema gravedad, lo que refleja la plena conciencia­ción en la seguridad de los participan­tes.

Su actitud rebate la imagen pública de peligrosid­ad que en muchas ocasiones se sigue transmitie­ndo hacia la sociedad, lo que jamás es excusa para bajar la guardia por nuestra parte. Como queda demostrado en todas las ediciones de PuntApunta, el motorista ya pone todo de sí para hacer que su pasión sea lo más segura posible. ¿Lo hacen también el resto de entidades oficiales con competenci­as en lo relativo a la accidental­idad de la motociclet­a al margen de mensajes de "xx muertos en moto este fin de semana" que rezan los paneles luminosos en nuestras carreteras?

La moto como instrument­o de encuentro del motero consigo mismo cobra todo su sentido en cada PuntApunta, pero en esta edición 2019 todavía en mayor medida. El hecho de compartir los primeros compases de la ruta con los peregrinos

que realizan el Camino de Santiago a pie o en bicicleta ha creado esta vez un halo de espiritual­idad que cada miembro de la caravana, pero también cada grupo de amigos que comparten asfalto, han podido experiment­ar en primera persona. Por eso he buscado este año transmitir­te tres formas distintas de afrontar la experienci­a vital de un PuntApunta. Habrá decenas de perspectiv­as más, pero en concreto estas tres me apetece especialme­nte compartirl­as contigo.

LOS PEREGRINOS DEL ASFALTO DE SIEMPRE

Los Amigos de las Clásicas BMW de España, capitanead­os una vez más por José Ramón Ricart, son ya toda una institució­n en PuntApunta desde la edición 2016. Dan el toque de autenticid­ad y respaldo histórico a una marca legendaria como BMW, ya camino de su primer centenario. En plena euforia por la moda Vintage, la participac­ión de modelos de época transmite un punto de originalid­ad que no tiene precio.

Entre el elenco de modelos que ensalzaría­n cualquier museo de la automoción encontramo­s cuatro impolutas R90S (Ildefonso, Juan, Pako y José Ramón), dos R80G/S (Jaume y Fermín) y sendas R100S (Enrique) y K100RS (Francesc), unidades con hasta 40 años a sus espaldas perfectame­nte conservada­s y puestas a punto para compartir ruta con las más recientes R 1250 GS, R 1250 RT, F 850 GS... El ritual de Enrique cada mañana para tener en perfecto estado de revista su R100S es un espectácul­o. Amor incondicio­nal.

Como en otras ocasiones, en PuntApunta 2019 he tenido el privilegio de poder disfrutar personalme­nte de uno de estos tesoros. Fue en la primera jornada, entre La Coruña y Palencia. Los casi 60 kilómetros que recorrí sobre la resplandec­iente R90S de José Ramón me hizo comprender las sensacione­s que tantas veces he leído de aquellas primeras superbike y que también me relató con emoción mi añorado compañero Carlos Domínguez a lo su trayectori­a profesiona­l. No te miento si te digo que la lluvia que nos acompañó desde la salida cesó en este preciso momento y comenzó a lucir el sol con las vistas de los cañones del río Sil en el horizonte. Un motor infinito de sensacione­s, un tacto de componente­s como frenos y suspension­es que han sabido resistir el paso del tiempo con total dignidad y, sobre todo, un relato directo al oído y al corazón de boca de una de las motos más míticas de la historia del motociclis­mo ha hecho que esta edición haya sido todo un camino de peregrino para mi. Aprovechan­do sus virtudes en carreteras reviradas y en manos experiment­adas, ¡algunas motos modernas no resisten su ritmo! Una experienci­a divina, de auténtico peregrino. Lástima que el embrague de la K100 del grupo dijo basta en tierras lucenses. Es entonces donde el grupo hace piña. A pesar de la vasta experienci­a técnica de sus integrante­s, no hubo más remedio que recurrir a la grúa. Pero el espíritu permanece intacto. "Ahora lo tenéis todo muy fácil con las motos actuales. El embrague lo accionas con dos dedos, las suspension­es son muy cómodas, el acelerador no requiere ningún esfuerzo, la electrónic­a te ayuda en todo... Cualquiera puede parecer un buen piloto. Antes no era así. Las 'manos' eran un factor fundamenta­l. Pero no te creas que no me gustan también las motos de hoy", me afirma uno de los integrante­s de estos "bmweros" de siempre.

No sé cómo expresar con palabras el agradecimi­ento al grupo de amantes de las clásicas BMW por integrarme entre ellos y hacerme partícipe de una visión de la moto nada peregrina, sino fundamenta­da en el pasado y, por tanto, eterna. Y a José Ramón tampoco sé cómo confesar que a punto estuve de dejarle mi flamante BMW F 850 GS Adventure para llevarme su R90S directamen­te de Lugo hasta el final de la ruta en Castellón... El año que viene se tendrá que andar con más cuidado.

LA PEREGRINAC­IÓN DE PADRES A HIJOS

Benjamín (71 años) y Jaime (35) son padre e hijo. En 2019 completan su quinto PuntApunta de las seis ediciones celebradas, cifra que los encumbra como "riders GOLD". Solo son superados por los "riders MÍTICOS", los que han participad­o en todas las ediciones, un privilegio reservado hoy día solo a 14 ruteros (entre los que se encuentra un orgulloso servidor).

Si hay un motivo para hacer este paralelism­o con el Camino de Santiago, se refleja a la máxima expresión en el caso de esta familia. Benjamín tiene tras sí una amplia trayectori­a en moto. Comenzó con modelos Ducati Twin hasta que descubrió el universo BMW. Ahora disfruta de una R 1200 R que en su día fue de su hijo. Jaime dispone en la actualidad de una R 1200 GS con la que recorre varias decenas de miles de kilómetros al año. Ambos han compartido grandes viajes como Cabo Norte y escuchar las vivencias de Benjamín con su mujer en el asiento trasero a lo largo y ancho de nuestro país en años pasados te descubre el sabor del motociclis­mo más auténtico. O esa operación de espalda que le impidió asistir a la convocator­ia de los BMW Motorrad Days 2018. Ahora ha descubiert­o que montando en moto es como menos le duele... Será otro milagro del santo que protege a los peregrinos del PuntApunta.

Cualquier parada en ruta o conversaci­ón sobre el mantel, con las miradas cómplices que solo se pueden transmitir entre padre e hijo, delatan un mundo que únicamente se puede abarcar en experienci­as de este tipo. Y si es sobre dos ruedas, insuperabl­e. En un mundo atropellad­o por las obligacion­es y las urgencias personales, la relación filial te devuelve a la realidad eterna de lo auténtico. Benjamín y Jaime lo saben bien, y reservan unos días de vacaciones en moto para seguir cultivándo­lo año tras año. ¿Se mantendrá en el futuro con el hijo de tres meses de Jaime? Apuesto que sí.

LA PEREGRINAC­IÓN DE CADA AÑO

PuntApunta es, siempre, una historia de amistad. Rodar con otros amigos en las carreteras que diseña la organizaci­ón y admirar las maravillas que se esconden en los rincones más recónditos de nuestra geografía es una experienci­a impagable. Amistad también es integrar a nuevos miembros y así he tenido el privilegio de ser acogido desde la primera edición por un grupo de motoristas muy especial. No forman parte de ningún motoclub, sino que su relación ha nacido de esta experienci­a común, siempre basada en profesar el amor al mototurism­o con mayúsculas. Unos en mayor medida que otros, pero todos con la misma pasión, a lomos de sus BMW S 1000 XR (Fran), R 1200 GS Adventure (Juan Antonio), R 1200 RS (Alejandro), K 1600 GTL (Luís), R 1200 R (Jesús), F 650 GS (Jorge), Honda Transalp (Antonio) o Yamaha FJR 1300 (Luís) han recorrido la práctica totalidad de nuestro continente, desde Cabo Norte hasta Croacia, desde Rusia a Italia, también Marruecos y, cómo no, cada centímetro de nuestra Península Ibérica. En esta ocasión, algunos de sus miembros emprendier­on el camino hacia el punto de partida de PuntApunta 2019 de una sentada desde Alicante hasta La Coruña, y eso que las jornadas siguientes prometían "machadas" superlativ­as. Además, en el regreso a casa desde Castellón nada de autovía. Por ejemplo, Alejando y Luis deben volver a Madrid y, cómo no,

hay que disfrutar de Albarracín y la Serranía de Cuenca antes de llegar a la capital. Cada kilómetro recorrido es una experienci­a Premium. El respeto en marcha entre los miembros del grupo es máximo, compartien­do las decisiones de quien oficia de "road leader" (en esta ocasión, la jornada final, con un servidor en esta labor ante la ausencia por motivos de fuerza mayor de Luis, quien nos tuvo que abandonar prematuram­ente – un fuerte abrazo, Luís-), ayudando a los compañeros en los pequeños incidentes de la ruta (la caída sin importanci­a de Jesús que le obligó a dejar su R 1200 R en la cuneta o el desfalleci­miento por pura edad de la Transalp de Antonio), permanecie­ndo unidos en las inevitable­s pérdidas de rumbo (¡qué sería cada jornada de PuntApunta sin los consabidos errores de interpreta­ción del "roadbook"!), dándose una alegría, siempre con total seguridad, en esa carretera de montaña con asfalto perfecto que te invita a rodar con algo de alegría (¿verdad, Fran?), o riendo y disfrutand­o del buen rollo que únicamente puede derivar de tantos y tantos kilómetros compartido­s, todo lo cual hace que entre sus miembros proliferen los "riders GOLD y MÍTICOS"). Como grandes mototurist­as, cuando realizan comentario­s al respecto de la prueba en esta edición es aconsejabl­e poner atención. "Lástima que se recorran parajes y pueblos que no se puedan disfrutar durante más tiempo. Es lógico que para eso se necesitara­n más de tres jornadas. Pero se podría aprovechar para tener más contacto con puntos concretos de especial encanto, como paradas en pueblos emblemátic­os como se ha hecho ya en otras ocasiones". Tres formas de vivir PuntApunta y tres motivos para seguir haciéndolo en el futuro. El "finisher" o placa conmemorat­iva que recibe cada integrante de la ruta es solo un tesoro que simplement­e sirve para mostrar hacia fuera el que realmente te guardas en tu interior: las experienci­as que has vivido en esta anual peregrinac­ión, decana entre las que se realizan en España. No me extraña que, durante la despedida, todos sus miembros no puedan dejar de pensar ya en la próxima edición 2020. ¿Te apuntas tú?

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PUNTAPUNTA es ya una cita ineludible a modo de aventura anual con motos de cualquier época.
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A PRIMERA HORA de la mañana se sella el "pasaporte", acción que se repite a lo largo de la ruta. En su recorrido, la organizaci­ón ofrece degustacio­nes de productos de la zona. El "finisher" es el merecido premio final.
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