ASÍ LA VEMOS
En bajos es flexible y te invita a cambiar sobre las 6.000 rpm, pero lo mejor viene más adelante, cuando se pone en modo misil. Si aceleras con ganas desde parado, sale lanzada con la rueda delantera en el aire, en mi caso porque en el prototipo no estaba instalado el "anti-wheelie". Tocas el freno trasero para evitarlo, pero sigues sintiendo cómo el motor empuja y empuja. El cambio "quickshifter" está muy bien puesto a punto, pero requiere que pises la palanca con decisión. El período de tiempo entre marchas es infinitesimal.
Cambiando a 14.000 rpm sigue la diversión, pero lo mejor que puedo decir es lo bien que va en curvas. Es sorprendentemente ágil para tratarse de una moto tan potente. Puedes equivocarte al calcular tu velocidad dentro de una curva, tocar un poco la maneta de freno y no se inmutará. Si lo haces bien, podrás trazar con una marcha más de lo que esperabas en un principio, con el Pirelli delantero pegado al asfalto y las suspensiones electrónicas Öhlins trabajando a la perfección.
La respuesta del motor es ideal tanto en modo Sport como en Race, siendo más agresiva en esta segunda opción. La primera apertura es más fuerte que brusca y siempre sientes que eres tú el que tiene el control, algo básico en una moto tan potente. Te admite reducir a segunda desde cuarta a 230 km/h con total confianza gracias a la acción de las pinzas Brembo Stylema, con un tacto y potencia extraordinaria. El ABS de Bosch impide que se levante el tren trasero incluso cuando mi peso se encontraba muy adelantado en plena frenada, ayudado por un freno motor marginal gracias a su embrague antibloqueo y reduciendo marchas sin tocar la palanca izquierda.
CON PASAJERO
Si tienes previsto utilizar la Brutale 1000 a dúo con asiduidad, me temo que te estás equivocando de moto. Por concepto sport, esta MV Agusta está diseñada exclusivamente para el disfrute del piloto.