ASÍ LA VEMOS
En cuanto a la parte ciclo, la Macbor Johnny Be Good es el único modelo de la gama Classic que incorpora horquilla invertida delante y doble amortiguador trasero con depósito de gas separado de serie. La instrumentación cuenta con dos esferas analógicas sin ningún elemento digital, al más puro estilo retro.
Para frenar, la Johnny Be Good confía en un sistema combinado CBS en el que el 70% del esfuerzo ejercido en la palanca derecha va dirigido al eje trasero y el 30% restante al grupo de freno delantero.
Como ya te comentamos en la prueba de su hermana la Eight Mile 125, en marcha es realmente suave. Ello contrasta con el bramido de su pequeño motor cuando aceleramos con alegría. Del característico escape, el cual emula a los que se empleaban en las Café Racer de los años 60, sale un sonido que nos recuerda al de una Moto3 y que se complementa con unas estiradas limpias y elásticas. El cambio es más que correcto y no hace falta emplear mucha fuerza a la hora de subir o bajar marchas. El testigo del punto muerto facilita mucho la labor de saber cuándo se está en punto muerto sin la necesidad de estar jugando con la palanca y el embrague.
Las suspensiones cuentan con una puesta a punto generalmente deportiva, algo muy de agradecer en zonas reviradas. Todo ello se conjuga con un chasis y unos neumáticos que transmiten una gran estabilidad y nobleza desde el primer momento en el que te subes a la moto. El rendimiento de la frenada combinada es muy bueno, con un tacto en la maneta o en la palanca derecha que nos permitirá hacer deceleraciones suaves o bruscas ante cualquier imprevisto, con plena seguridad.
La disposición del sistema de escape puede hacer que sintamos su calor cuando estamos en parado.
CON PASAJERO
Es una moto para disfrutar fundamentalmente en solitario.
Las suspensiones cuentan con una puesta a punto deportiva, muy de agradecer en zonas reviradas