EN MARCHA
Esto es lo que nos brindan los datos y las cifras, que vienen a ser la música y la letra. Es hora de ver si armonizan entre sí, y también si el intérprete, tú, es capaz de sacar el máximo partido a la partitura.
EN CIUDAD
El manillar alto y el delicioso tacto del embrague te facilitarán la vida en atascos y retenciones. El motor cuenta con el par y elasticidad necesarios para salir con soltura de cualquier situación que requiera salir de las catacumbas del cuentavueltas, en cualquiera de los modos de motor. Quizá se pueda echar en falta un poco más de ángulo de giro para maniobrar en espacios cerrados, pero la ligereza percibida y la altura del asiento (con mis 1,78 m parece hecha a mi medida) no hacen sino facilitar cualquier maniobra en parado. Puede que el aspecto sea fiero, pero una vez te subes a ella, no intimida ni al más novato. Esto no quiere decir que sea una moto con la etiqueta de "solo para principiantes". La moto anda, y mucho.
EN CARRETERA
Las buenas maneras son la tónica general en todas las marchas, hasta que roscas el gas por encima de 6.000 rpm y casi las 10.000 rpm. Es entonces cuando el sonido de la admisión y el escape te recuerdan que, amigo, estás encima de una Kawasaki. La caballería entra sin estridencias ni movimientos parásitos; incluso se puede percibir la labor de la electrónica –en el buen sentidoen el primer golpe de gas de un modo que infunde confianza. Más que un retardo respecto a tus órdenes al puño, puedes notar la progresividad ideal en la entrada de potencia para ese momento. Parece brujería, pero enseguida se te olvida, porque es tan natural que se convierte en "lo normal". Es como debería ser. Los frenos, sin ser lo más sofisticado del mercado, responden a cualquier requerimiento, manteniendo tacto, precisión y capacidad de frenada aun después de ir "a por faena" de modo continuado. Antes de la invención de las bombas y pinzas radiales ya había frenos buenos. Estos lo son.