EN MARCHA
Con mi 1,80 m me resulta una moto muy confortable. Que no te engañe su cilindrada: es una auténtica trail.
EN CIUDAD
Se pone en funcionamiento al primer toque del botón de arranque y las aceleraciones son poderosas a medida que vas subiendo marchas. Es aconsejable rodar por encima de las 4.000 rpm para abrir el gas a tope sin que la transmisión final se queje. A 6.000 rpm ya dispones de 30 Nm de par, así que no te obliga a estar jugando constantemente con el cambio. Si lo quieres hacer, el accionamiento del embrague es muy suave y progresivo, lo que te facilita mucho la vida en la ciudad. Tanto la maneta de embrague como la de freno son regulables, otro detalle de nivel en esta moto para el A2.
EN CARRETERA
Lo primero que llama tu atención es su tamaño. Parece de mayor cilindrada, más que una KTM 390 Duke. Gracias a lo bajo que quedan sus estriberas, cuentas con mucho espacio a tu disposición, aunque esto no significa ningún problema en cuanto a distancia libre al suelo. Se siente como una moto realmente polivalente. Es tan estable como rápida, devorando curvas con avidez a pesar de su estrecho 100/9019 delantero. Se percibe ágil y fácil en los cambios de dirección, incluso parece que ella misma ya te invita a hacerlo antes de que pienses en cambiarla de un lado a otro en secciones de curvas enlazadas.
EN CAMPO
Se siente ligera de dirección y muy fácil de llevar en campo, sobre todo a elevadas velocidades. La posibilidad de regular el ABS para este uso es fundamental. Te garantizo que es una moto muy válida para usar fuera del asfalto por los pilotos menos experimentados, ¡sin dejar de resultar muy divertida!