¿CÓMO ES UN CURSO EN EL HIS?
Me imagino que tú, como casi todos, has oído hablar de estos cursos. Si no, lo primero que debes saber es que esto no tiene nada que ver ni con las tan de moda escuelas de pilotos, enfocadas al aspecto deportivo de la moto, ni mucho menos a una autoescuela: aquí no te van a enseñar ni cómo se meten las marchas ni a aprobar un examen. Aquí van a analizar los fallos de conducción, de posición sobre la moto, de control del vehículo en el día a día, y lo harán de forma muy efectiva y profesional, pero además es una experiencia divertida y gratificante. Y que te quede claro: aunque seas un piloto de primer orden, seguro que cometes errores, fruto precisamente de los vicios que todos cogemos con el paso del tiempo. Con un curso de estos aprenderás cosas. Siempre. En mi caso, tras más de cuatro décadas sobre la moto, y siendo la segunda vez que paso por un curso de este tipo, todavía me detectaron tres o cuatro puntos que corregir. Estoy en ello. El catálogo de cursos es verdaderamente amplio: desde específicos de seguridad vial en colaboración con colegios, cursos de moto, de nivel básico, medio o avanzado, específicos, en dos niveles para scooter, cursos de off road e incluso los muy interesantes cursos en la pista y en carretera abierta, donde los monitores te observarán e incluso grabarán en video, para después comentar en el aula los fallos que cometes en la carretera. Lo primero para mejorar es ser consciente de lo que haces mal. En el tema económico, los precios no son un obstáculo para nadie: tienes cursos desde 92 €.
Tampoco es problema qué marca de moto tengas. Ni siquiera debería serlo que no tengas moto o equipo adecuado: ellos disponen de scooters (SH 125) y motos (CB500 y CB 500X; CRF 100 y 50 para off road y niños), equipamientos completos y todo el material que necesitas. En función del curso que escojas pasarás por los simuladores de tráfico, donde en un ordenador, con manillar y mandos de moto, pondrá a prueba tus dotes en situaciones de peligro que se pueden dar en la calle. Pasarás por las aulas a ver la parte teórica del curso. Y lo más divertido: a equiparse y a las pistas. Cada curso, como es lógico, implica unos ejercicios u otros. Nosotros, con el tiempo muy justo, pudimos hacer algunos de ellos, pero nos quedamos, por ejemplo, con las ganas de probar la pista de off road con las CRF 100. Sí probamos, con la CB500 "especial", la pista de ABS: una CB a la que se le puede desconectar el ABS y que lleva esas patas con ruedas para evitar que te caigas. Con ella ruedas sobre la pista de cemento pulido y mojado (deslizante como pocos pavimentos, claro) y frenas "con toda tu alma" con el ABS desconectado. Y ya te digo (y no es la primera vez que lo pruebo) que lo difícil es vencer a tu instinto de soltar el freno, bajar los pies y lo demás. Por supuesto, la moto se va de delante y se apoya en esas patas, sin más historia que haber aprendido cómo no frenar sobre una pista así sin ABS. Vuelves al inicio, y ruedas otras vez sobre la pista, esta vez con el ABS conectado. No hay mejor prueba de las bondades del ABS que ver cómo ahora la moto se para y sales de la pista sin mayor inconveniente.
Otra prueba interesante, en la zona de asfalto normal, es la de frenos: tres pasadas, una con solo freno trasero, otra con el delantero y una tercera, como se debe, primero trasero e inmediatamente después el delantero. En el lateral de la zona donde frenas tienes varios colores, de forma que tú mismo puedes comprobar que es la tercera manera de frenar la correcta. Salidas en cuesta, pasar sobre una barra elevada, aprender a reaccionar cuando un bache te sorprende o el ejercicio de giro, mirando siempre a la salida, son otros de los que harás y que más llaman la atención. En nuestro caso, acabamos con los giros entre conos y, a modo de juego, la carrera "lenta": sin poner los pies, el que llegue el último a la meta, en una recta plana de una docena de metros, gana.