YAMAHA
TMAX 560 TECH MAX
Yo soy de aquellos a los que el primer TMAX no convenció demasiado. Sí, corría mucho, pero no mucho más que un 400 puntero más ligero. Y en ciudad era bastante peor: grande y pesado, muy ancho, difícil de llegar al suelo. En carretera corría y se tenía, y no se movía en curvas rápidas como esos 400. Aunque, si en ciudad no convencía, ¿de verdad quieres un scooter solo para carretera abierta, en lugar de una moto?
Aquello cambió, claro. El TMAX 500 de tercera generación, el que estrenó el chasis de aluminio, era otra cosa. Eso sí era un scooter en ciudad y una moto deportiva en la carretera. Pocos vehículos de dos ruedas habían alcanzado a la vez tanta polivalencia con facilidad de uso, comodidad y, sobre todo, con ese buen andar, mezcla de suficiente potencia, nobleza de reacciones y suavidad en todo momento. E igual que el primero no me convenció, este me enamoró. Esta relación de amor fue un paso más allá con el 530 y te tengo que confirmar que todavía perdura.
Por eso tenía muchas ganas de probar este 560. ¿Hasta dónde llegaría ahora? ¿Cuánto habría mejorado? La verdad es que creo que me imaginé mucho más de lo que hay, pero ahora que lo he probado y puedo sacar conclusiones, creo que Yamaha ha hecho lo que debía: sigue siendo una maravilla de suavidad, de facilidad, de comportamiento y de prestaciones. Solo que ahora acelera un poquito más y recupera mejor que antes. Con esas maneras, claro, en carretera es todavía mejor. Frena bien, tumba lo que quieras, aceleras y sale disparado a la siguiente. No es perezoso a la hora de cambiar de lado la tumbada y hay que ir fuerte de verdad para arrastrar algo por el suelo. Todo esto lo hace, además, sin un solo ruido o vibración molesta, aunque reconozco que al menos nuestra unidad de pruebas sí tenía una ligera (y nada importante) vibración entre 80 y 110 km/h que no notabas en el 530. Puedes llevarlo en modo "S" (Sport) y gana algo de entrega abajo. Si lo llevas en "T" (diseñado para uso ciudadano) tienes que abrir más gas para la misma respuesta, pero acabas
por tenerla, si abres con ganas, algo que el chasis siempre ha permitido hacer. Además, desde el 530 anterior, con el control de tracción TCS puedes hacerlo aún con más confianza.
También el manejo de funciones desde la piña izquierda y el cuadro son los mismos que antes. No eran precisamente un ejemplo de facilidad de uso, un tanto enrevesado y poco intuitivo. Pero te acabas acostumbrando y aprendiendo los pasos. Eso sí, en un mundo lleno de pantallas TFT en color, de menús de opciones interminables, de plataformas IMU y, en general, con el salto tecnológico de los últimos años en las motos de alto nivel, uno se esperaba más en este sentido. Habrá que dejar algo para la siguiente evolución.
Dinámicamente, el Yamaha TMAX sigue siendo inmejorable: estable, rápido y muy divertido