LA VIDA SIN GPS
El GPS aún no existía para uso particular. Algunos ejércitos hacía años que lo usaban, pero en el París- Dakar nosotros ni lo olíamos. Como yo me acababa de sacar el título de piloto privado, me acerqué al aeródromo de Cuatro Vientos a buscar lo más eficaz para nuestra carrera. Un maravilloso comercial de una tienda del aeropuerto me vendió la que decía era la mejor brújula, “la que llevaban los aviones militares Mirage”. En el camino de París a Barcelona, donde tenía lugar la salida ese año, la brújula del Mirage dejó de funcionar, se hizo pedazos y tuvimos que hacer todo el raid siguiendo huellas, con las referencias visuales del rutómetro. Si nos perdíamos, nos alejábamos de la moto y con una brújula de mano buscábamos el rumbo.