ASÍ LO VEMOS
La tercera generación convirtió al TMAX en indiscutible rey de los scooters. Un nuevo chasis monocasco en aluminio lo hizo más compacto y ligero. Ya no había grandes diferencias con los scooters monocilíndricos en ciudad y en carretera era mucho mejor que ellos y que incluso sus predecesores. Llegó en 2008 y fue un éxito total de ventas hasta que, en 2012, se presentó su sucesor: el 530. Este mejoraba aún más el scooter, siendo más rápido, más suave, más fácil, más potente... más TMAX, como dijimos algunos.
La saga Yamaha TMAX 500 data de 2001. En 2008, con su tercera evolución, se alza con el reinado entre los maxiscooters. En 2012 nace la versión 530, con una última generación hiper- equipada con la separación en variantes TMAX, TMAX SX y TMAX DX. Se incorporaba pantalla regulable en altura (una vieja reclamación de sus fans), control de tracción, faros LED, modos de motor y otras tecnologías que se implementaban en motos de gran cilindrada. Parecía difícil mejorar esa última serie del TMAX sin recurrir a otra de las viejas y persistentes ideas de los seguidores de la saga: mayor cilindrada. Ahora ya se ha dado ese paso, por segunda vez.
El TMAX es ahora un 560 cc. Alcanza, por primera vez, el tope de potencia para carné A2 (47,6 CV -35 kW-) y, una vez más, se rediseña su carrocería que, sin perder el aire de familia, se ve más moderno y actualizado. Corre más, igual de equipado, suave y muy agradable de llevar a cualquier ritmo, ya que su eficacia en conducción deportiva está, desde hace varias generaciones, fuera de toda duda y es cada vez superior. Es, sin duda, un paso más hacia la perfección de aquel concepto que nació hace 19 años y que, tras más de 275.000 vehículos fabricados, sigue evolucionando y mejorando.
CON PASAJERO
El espacio reservado para el acompañante es excepcional. El único problema estriba en el momento de subirse, ya que queda muy alto y es muy ancho.