Toni Erdmann
★★★★★
(Alemania, Austria, Rumanía, 2016, 162 min.). Dirección y guión: Maren Ade. Intérpretes: Peter
Simonischek, Sandra Hüller, Michael
Wittenborn, Lucy Russell, Ingrid Bisu. Fotografía: Patrick Orth. DRAMÁTICA.
Sobre el papel, nada remotamente
original: ejecutiva agresiva, esclava del capital y por supuesto infeliz, recibe la inesperada visita de su padre, un espíritu libre, aficionado a las bromas pesadas.... Pero en la práctica, Maren Ade, que ya nos dejó descolocados con Entre nosotros (2009, una comedia disfrazada de drama de ruptura) se supera ampliamente y nos precipita en una alocada, a la par que muy mesurada, carrera de tres horas en la que, sin descarrilar en ningún momento, nos lleva de sorpresa en sorpresa provocando las más descontroladas carcajadas. Y lo hace con un humor deliciosamente incómodo que puede recordar al espíritu de los sketches de cámara oculta por su perpetua colisión entre absurdo y realidad, entre la comedia más explosiva y el más riguroso realismo germano.
Sin obviar su carga política y brindando también momentos de gran ternura paternofilial, Toni Erdmann, película del año según la crítica internacional, ha sido la comedia del 2016. Que provenga de la triste Alemania no es más que un chiste suplementario. Lo mejor: el rallador de queso y el disfraz. Lo peor: que por su sinopsis se confunda con una feelgood movie al uso. FECHA ESTR.: 20 ENERO
(USA, Francia, GB, 2016, Justin Kurzel. Intérpretes:
Michael Fassbender, Marion Cotillard, Jeremy Irons, Hovik Keuchkerian. Guión: Michael Leslie, Adam Cooper y Bill Collage. Fotografía: Adam Arkapaw. Música: Jed Kurzel. ACCIÓN.
En su salto (de fe, claro) hacia las co
rrientes mainstream que supone Assassin’s Creed, Justin Kurzel se despoja de la brutalidad hermética de los personajes de su debut (Snowtown) y la contundente y trastornada violencia Lo mejor: dos protagonistas dignos de la Edad de Oro de Hollywood.
Lo peor: a veces roza la fórmula. de su confirmación (Macbeth), sin perder por el camino las constantes estéticas que lo singularizan y ganando una capa de espectacularidad para todos los públicos.
El resultado es una cinta –mermada por un macguffin trivial y las ya tópicas taras de las historias fundacionales– que encuentra su mejor tono y ritmo en unas escenas de acción eléctricas y ejecutadas con precisión milimétrica con el tamiz ya característico de Kurzel, que contrastan, o mejor subrayan, la fragilidad de las suturas narrativas. Los perjudicados de la vigorexia del relato son los personajes: fachadas a la espera de que se las llene de sentido en, si la taquilla permite pasar de pantalla, una nueva entrega. Lo mejor: Hovik Keuchkerian, un villano temible.
Lo peor: Un clímax que parece resuelto con prisas. FECHA ESTR: 23 DIC.